Akemi comenzó a recorrer todo el lugar con sus ojos chispantes de curiosidad, pero completamente alerta. Aún le costaba comprender en que momento había dejado aquella aldea deprorable y había aparecido en ese lugar poblado de grandes piedras aguamarinas que se alzaban como columnas por todo el lugar. Relamio sus labios clavando sus uñas sobre su palma mientras que sus pasos avanzaban levemente sin saber muy bien a donde ir. Suspiró pesadamente repasando sus pensamiento por Ban, no habían compartido muchos momentos desde aquél reencuentro.
Recordaba la cena y como lo había obligado a tomar un baño, para luego irse a dormir abrazados en un calido reencuentro, pero también recordaba los murmuros adormilados que su esposo dejaba escapar con el ceño fruncido y aún dormido. Estaba soñando con Elaine, y Akemi sabía que le dolia. Sabía lo que sentía.
Ella ya lo había vivido, la diferencia era que Akemi había aprendido a superarlo con el paso de los años y Ban no.
Absolutamente no.
Sus tacos crearon un inconfundible piqueteo sobre el suelo cristalino y cuando terminó su camino sobre aquel gran cristal, no tardo ni dudo en saltar bajandose de esa altura que la dividía del suelo. El cabello recortado que caía sobre su frente se movió con el viento y cuando se dió la oportunidad de separar sus espezas pestañas, la pequeña rubio río levemente con ternura.
Akemi no se tambaleó, mucho menos se sorprendió.
Una sonrisa surco por sus labios en cuestión de segundos, siendo correspondida por las mejillas regordetas de la rubia que la observaba con adoración.
— Creí que te asustarias. — Admitió con aquella voz angelical que la caracterizaba.
Akemi río negando de un lado a otro con suavidad. — Claro que no, amor. Pude sentirte antes de bajar, aún puedo persivirte perfectamente.
Elaine dejó salir una risa leve mientras que extendía su delicada mano, acunando el rostro de la pelinegra en una leve caricia que Akemi recordaría toda su vida.
— ¿Elaine? — Kakegurui rompió el silencio aún apoyando su rostro en su mano y sin darse la oportuniad de abrir los ojos.
Elaine le prestó atención, puesto que no podía predecir a Akemi, y mucho menos leer su mente. Algo que le había detonado la curiosidad el día en el que se conocieron. — ¿Mhmm? ¿Qué sucede, cariño?
Akemi sintió su pecho oprimido ante el apodo, pues, era raro que Elaine se dirigiera a ellos mediante apodos. Habitualmente era Akemi la única que tomaba el atrevimiento en la relación, Ban y Elaine solían usar sus nombres al hablar entre los tres, pero era innegable que Ban sí le decía apodos cariñosos a la pelinegra.
Ellos llevaban años juntos, la conexión era otra.
— No comprendo lo que sucede, y sabés cuánto odio no tener idea de lo que me pasa.
Abrió los ojos, topandose con los grandes ojos dorados de la rubia, quién asintió haciendo que se sintiera comprendida. — Aquélla noche... — Un suspiró quedó en el aire. — Cuando casi perdemos la vida los tres a manos del demonio rojo, pude darles de beber el agua de la fuente sagrada. No comprendía que sucedía, entendía que había muerto luego de haberles dado una última y eterna esperanza de vida, pero aún así no me sentía muerta. Sentía que estaba en una constante caída en un agujeo negro. Estaba muy asustada. — Dijo agarrando las manos de la fémina, y Akemi aún la observaba confundida.
— Tarde demasiado en comprenderlo. Días, meses, años quizá.
— No entiendo. — Akemi se quejó infantilmente y Elaine beso levemente sus labios callando sus quejas.
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RESENTMENT─── ban ¹
Fanfic╰─► ❝ we love sins united by the same love, loved by the same person ❞ La avaricia y el resentimiento parecían complementarse a traves del egoísmo, pero esta vez eran unidos por el sincero amor de dos Pecados culpa...