18. vaizel fight festival

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Akemi procesó y repitió las reglas en su mente una y otra vez mientras que las personas de su alrededor luchaban por quedar en la arena.

No podía usar armas.

Todo tipo de golpe era aceptado.

Simplemente tenía que mantenerse sobre el cuadrilátero.

Sencillo.

Acomodó su falda mientras que veía por el rabillo de su ojo como un hombre flacuchento, pero realmente alto, corría en su dirección con las claras intenciones de empujarla hasta hacerla caer. Akemi se veía delgada, mucho más por su estatura y extremidades largas, pero él estaba muy equivocado si creía que llegaría a tocarla. Cuando las manos larguiduchas del hombre de cabellos largos y grisaceos estuvieron por rozar su piel, Akemi se corrió a un lado y este cayó al suelo ante la interrupción de sus acciones.

Se cruzó de brazos, negando de un lado a otro cuando este volvió a levantarse para volver a atacarla. La escena se repitió tres veces más, llevándolo a caer sobre el suelo en todas las ocaciones.

Lamio sus labios observando el rostro furioso del masculino que corría en su dirección y pronto se dió cuenta de su error, puesto que la mujer pelinegra lo hizo caer fuera de la arena siguiendo su propio juego. Un grito fue arrancado de su garganta mientras caía contra el suelo, oyendo la leve risa que dejaba la mujer de cerquillo a su paso, luego de haberse puesto de cunclillas para saludarlo agitando su mano.

Akemi se dió el atrevimiento de tomar su pequeño espejo entre sus dedos, viendo su reflejo mientras que acomodaba su cabello dejandolo perfecto. Tocó sus pestañas elevandolas levemente y sus ojos se clavaron tras ella a traves del cristal, viendo un grupo de tres hombres que se acercaba de forma sigilosa por su espalda. Hizo como si nada y acarició sus propios labios, moviendo de un lado al otro la llema de su dedo en busca de enrojecer la zona.

— No vuelvas a hacer algo así en tu vida. — Dijo deteniendo la aspera mano que iba a tomar su hombro. Giró para poder mirarlo, y tras esto, tambien torció levemente el brazo del hombre que no despegaba sus ojos de sus pechos.

Una mueca casi invisible se extendió por su rostro varonil, pero rápidamente mostró sus dientes en una sonrisa sin buenas intenciones. — Mira, preciosa. — Akemi apretó su agarre y lo miró fijamente, esperando escuchar sus palabras que estaba segura que no le sumarian nada a su vida. — Te dejaremos ganar y no golpearemos tu bonito trasero, pero a cambio tienes que pasar un buen momento con nosotros... — Alzó sus cejas con sugerencia y el flacuchento de baja estatura tras él asintió, siendo acompañado por la estruendoza risa del más alto del grupo.

— Bien, — Se encogío de hombros. — agradezco que no "golpeen mi bonito trasero", porqué sería una lastima que lo intentaran. — Apretó sus dedos bajo la mirada del trío y aún entre todo el bullicio se pudo oír la fractura de los huesos del varón que lloriqueaba arrodillado.

Sus dos amigos no tardaron en salir corriendo al ver los ojos de la pelinegra clavarse en ellos, y para su sorpresa, estos mismos decidieron retirarse de la eliminación.

Cansada de oír los gritos de dolor frente a ella, una fuerte patada fue suficiente para alejarlo metros de ella, llevando a una gran masa fuera del cuadrilatero en el proceso. Sacudió sus manos entre si y de pronto sintió algo chocar contra sus piernas, bajo la mirada encontrandoe con un castaño completamente atemorizado por la situación.

Río levemente, acariciando sus cabellos sacandole un agudo grito que duro hasta que sus ojos se toparon con el rostro de Akemi.

— Akemi. — Suspiró aliviado mientras que dejaba que la tensión de su cuerpo desapareciera levemente. — Aquí estas.

RESENTMENT─── ban ¹Donde viven las historias. Descúbrelo ahora