Capitulo 4

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INICIA EL CLICHÉ


Un inexplicable escalofrío me recorre la piel. Esa palabra tiene mucho peso para mí.  

De pronto se quedan calladas e intercambian unas miraditas sumamente fáciles de interpretar.

¿Es chiste? 

Hanna finge toser, Laura suspira demasiado fuerte y Claudia esboza una sonrisa juguetona.  

― ¿Les parezco lesbiana? ―pregunto ofendida.  

De nuevo se miran como viejas cómplices.  

―No es que parezcas... ―Laura deja la oración a medias pues no encuentra las palabras correctas.  

Pero Claudia se entromete, hablando de esa forma cruel y directa, tan típica en ella.  

―Fina eres lesbiana y solo tú no te has dado cuenta. 

Abro la boca ofendida, pero no encuentro palabras para defenderme de esa estupidez. 

―Que no hay nada malo —agrega Hanna de inmediato.  

―En lo absoluto, es el siglo XXI, ¿Quién es realmente hetero? No está mal probar un poco de todo. 

―Dejen de decir tonterías, ¡por Dios! Yo no soy...  

― ¿Por qué no quisiste salir con Ricardo? ―me cuestiona Claudia.  

―Es un idiota.  

― ¿Y David?  

―Es un engreído.  

― ¿Marcos?  

― ¡Es menor que yo!  

― ¡Por tres semanas! ―exclama Claudia― olvidemos a tus pretendientes en la universidad. ¿Cuántos novios has tenido exactamente? ―no tengo una respuesta para eso― Exacto, ninguno. Nunca te han interesado los chicos. 

―Eso no significa que soy lesbiana...  

¿O sí?, La voz en mi cabeza me impide dar un argumento razonable. 

―Menciona un hombre que te guste —pide Hanna. 

 Es fácil.  

―Miguel Gane.  

― ¿Ese quién demonios es? ―pregunta Laura confundida― Bien, eso no importa, tienes razón, que no te gusten los hombres no significa nada, pero ¿has pensado si te puede llegar a gustar una mujer? 

—Pueden joderse las tres, no me gustan las mujeres y… ¿quién elige los horribles colores de la habitación? 

Mis amigas intercambian miradas confusas. 

—Fina, ¿estás…? 

Claudia no puede continuar porque el celular de Laura comienza a timbrar. Esta palidece radicalmente al atender la llamada y suelta monosílabos afirmativos cada tanto, como si la persona al otro lado de la línea le estuviese dando instrucciones precisas.  

Varias veces Claudia intenta arrebatarle el teléfono, pero Laura le dirige una mirada severa y esperamos hasta que cuelga para bombardearla con preguntas. 

―Elizabeth necesita ayuda ―explica mirando a Hanna de forma extraña.  

― ¿No estaba con el chico de la playa? —pregunto pensativa. 

― ¿Ahora qué hizo? —la interroga Claudia. 

― ¿Ella te llamó?  

—Problemas y ya —dice caminando en dirección a la puerta— vamos a buscarla. 

PÍDEME LO QUE QUIERAS (MAFIN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora