Capitulo 9

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ES RARO EL AMOR


A medida que una nube pierde tamaño, se fragmenta en grupos más pequeños.  

Algo enorme sujeta mi cuerpo y con un tirón fuerte me hace salir a la superficie. El agua golpea mi rostro con tanta fuerza que no puedo abrir los ojos, aun estando afuera es complicado respirar y un terrible dolor se instala en mi pecho. 

Cada fragmento puede finalmente volverse tan caliente y denso que se inicia una reacción nuclear.  

Dejo de sentir el peso del agua y colocan mi cuerpo sobre una superficie dura que continúa agitándose con el oleaje. 

Cuando la temperatura alcanza los 10 millones de grados, el fragmento se convierte en una nueva estrella. 

—Eres una inconsciente. ¿Cómo se te ocurre saltar de esa manera? 

No es por presumir, pero me están gritando con el acento más sensual del mundo. 

Es imposible sonreír porque mis pulmones continúan exigiendo más oxígeno del que puedo enviarles. Pero logro ver que Marta está frente a mí chorreando agua. 

Vamos sobre un pequeño bote y hay tres guardias acompañándonos, adivino que fueron ellos los que nos sacaron del agua. 

—¿Por qué saltaste? —pregunto sentándome con las piernas en mariposa. 

Al no obtener respuesta miro de reojo en dirección a Marta, me ha dado la espalda para observar que nos estamos acercando a la orilla. 

Uno de los guardias me ayuda a bajar del bote, su majestad ya está varios metros lejos hablando por teléfono. Pongo los ojos en blanco, bien hice una tontería, pero ella tampoco es tan inocente. Estaba intentando aprovecharse de mí. 

—¡Oye, su majestad! — bromeo acercándome, sin embargo, cuando doy un par de pasos, su guardia se interpone en mi camino. 

—No puede seguirla —declara en tono brusco. 

—¿Es broma? —pregunto incrédula y de nuevo intento ir hacia ella, pero el tipo continúa evitándolo— ¡de la Reina! 

La rubia sigue su camino como si no me escuchara. 

—Muévase, señorita Valero—me ordena el guardia. 

—Yo estoy con ella —le recuerdo. 

—Las instrucciones son dejarla en su hotel. 

Lo miro sin comprender nada de lo que dice. 

—Lo lamento, vale —grito, para que Marta alcance a escucharme— no debí saltar, sé que fue peligroso, no es para tanto… 

Pero no gira, no me mira… Marta de la Reina se va. 

—La llevaré hasta… —no sé qué dice el guardia porque empiezo a correr hacia el escenario.  

Una delgada gota baja por mi mejilla hasta terminar en mis labios, su sabor salado es una dolorosa bofetada. 

Ya no recuerdo si este juego tenía reglas, pero empezó hace unas horas y creo que ya perdí. Marta simplemente se aleja, porque quería sexo y yo actué como una niña caprichosa, en lugar de enfrentarla y decirle que no estaba lista me puse en peligro, arriesgó su propia vida y ahora aquí termina todo, cada una ha tomado un camino distinto. 

La multitud rodea el escenario y colándome entre ellos he logrado despistar al equipo de seguridad, sin muchas ganas me tiro sobre la arena e inesperadamente alguien detrás de mí me cubre los ojos con sus manos.  

PÍDEME LO QUE QUIERAS (MAFIN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora