PEQUEÑA MUERTE
FxCision es un asco, el edificio está agrietado, huele a moho y todos los ingenieros son ancianos calvos. Pero solo aquí me dan la oportunidad de codificar, el resto de las empresas lo que realmente buscan es una asistente sin sueldo.
Marta me espera afuera y no puedo evitar reírme de su mueca.
—¿Rechazó Hipernova por esto?
Volteo en dirección al edificio antes de que el auto empiece a moverse.
—Bueno, quizá no tiene cohetes, pero usted no me estará manoseando mientras trabajo —Marta ha colocado su mano sobre mi rodilla.
—¿Y esa es una desventaja? —sube un poco más.
—En realidad no lo tengo claro.
—Le permití aceptar esto —dice después de ordenarle al vehículo que avance— merezco algo a cambio.
Se acerca para besarme, hay un millón de cosas que quiero darle, que mi cuerpo exige de ella. Llevamos un mes saliendo a diario, ver las auroras boreales cambió todo entre nosotras, pero cada vez que quiero ir más lejos recuerdo la mañana que desperté sin ella a mi lado y con una estúpida nota en mi diario.
No quiero ser una de las niñas de Marta, no quiero ser como las mujeres de esas fotos, y no quiero que siga contemplando sola los amaneceres en la suite de Castel Fragsburg. Eso significa que quiero quedarme en su vida. Ambas lo necesitamos y lo mejor para eso es no apurar las cosas.
Ahora le pido a mi cerebro envié esa orden al resto de mi sistema, porque mis piernas se abren fácilmente para permitir que la mano de Marta se meta entre ellas.
—Marta… —ya no me queda aire en los pulmones.
—Quiero tener sexo contigo —sus labios aprietan mi mandíbula— me vuelves loca.
Sus palabras encienden fuegos artificiales y la empujo contra el asiento para montarme en ella.
No quedamos en esto, Fina.
Ahogo los reclamos de mi cerebro consiguiendo que de la Reina suelte un gemido cuando meto las manos dentro de su blusa.
—Tiene suerte de que me encanten sus pechos, doctora de la Reina… —pongo la lengua dentro de su boca mientras mis dedos juguetean con sus pezones— llévame a otro lado.
Exploro el mundo detrás de sus labios con devoción, mi lengua juega seductoramente con la suya hasta que nos quedamos sin aire.
—Tendrás lo que quieres —sus manos llegan al botón de mis jeans— pero primero te quiero ver moviéndote aquí.
Encuentra entre mi ropa el espacio justo para que dos de sus dedos acaricien la entrada de mi intimidad.
—¿Te gusta jugar con la comida?
Esboza una sonrisa juguetona.
—Solo si eres tú la que está sobre mi mesa —y diciendo esto lleva los dedos a su boca para lamerlos.
Cierra los ojos al probarme, creando ante mí un cuadro excitante.
—Eres una pervertida… —gimo entre cada palabra cuando sus dedos húmedos empiezan a entrar cada vez más profundo dentro de mi.
—Quiero que seas tú quien lo controle —usa su mano libre para apretarme el trasero— empieza a moverte.
Obedezco porque ahora mismo complacerla es la única orden que puede procesar mi cerebro y sé que Marta disfruta sintiendo las palpitaciones de mi sexo.
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PÍDEME LO QUE QUIERAS (MAFIN)
RomanceADAPTACIÓN: lib. Pídeme lo que Quieras. Altanera. Enigmática. Dominante. Provocadora. Marta de la Reina es tan guapa como peligrosa. Debo salir corriendo... En la lógica como en el amor, los polos opuestos se atraen para destruirse. MARTA DE LA...