Capitulo 24

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CORAZÓN ATÓMICO

“—Es una genio, no puede permitirse distracciones, no puede permitirse tener un corazón. Porque así no les sirve a los idiotas que constantemente están intentado crear caos y guerras” 

No me enamoré de Marta solo por las cosas buenas, los pequeños detalles o su belleza. Me enamoré de su locura que desataba mi propia demencia. Me enamoré porque desde el principio ella me daba la seguridad de hacer cosas que yo no hacía. Me enamoré por que sacaba lo peor de mí e increíblemente la mujer en la que me convertía a su lado me gustaba también.  

“—Ella está en peligro, tú estás en peligro… no las quieren juntas, esto no es fácil para ninguna”  

Me enamoré también de ella cuando no paraba de darme motivos para odiarla. 

“—Ya sé que es cruel e injustos, nadie debería prohibirles estar enamoradas” 

Enamoradas, esta es la historia de como una idiota conquistó al amor de su vida… y luego se la arrebataron. 

“—¿Y cómo pretende que me sienta mejor? ¿Cuál es el plan de su majestad para hoy? 

—“La música.”  

Puede poner el mundo a mis pies, pero ella no estará a mi lado. Parece una mala broma.

Cierro los ojos y dejo que la música me transporte, como lo ha hecho siempre, el problema es que desde que la conocí las letras de Zoé solo saben llevarme a ella. 

Hay demasiadas personas alrededor, esperaba sentir alivio rodeándome con todo lo que hace por mí, pero el hueco en mi pecho no hace más que crecer. Yo no quiero a la empresaria genio y millonaria, la quiero a ella cuando se sienta en el piso de mi habitación y cenamos con golosinas. 

Decido largarme cuando la luz del reflector ilumina por dos segundos una zona del público. 

Un fugaz paro cardiaco me alerta sobre cierta información que a mi cerebro le cuesta procesar.  

Oscuridad.  

No puedo pensar en nada.  

De nuevo la luz pasa por ese sitio. 

Ella está aquí.  

Da la impresión que de los ratos de oscuridad son más prolongados que los intervalos de luz.  

El pecho me duele. 

Luz...  

La veo de nuevo...  

No sé cuántas veces las luces pasan sobre ella hasta que logran convencerme de que no es una visión, es real, está aquí. Los metros que nos separan son escasos y al mismo tiempo más largos que la distancia existente entre la tierra y el sol.  

Es perfecta y esos hermosos ojos son solo míos.  

Ya no es el mismo lugar, ni las mismas personas, ni las mismas emociones. Ya no soy la misma niña que estuvo en la fiesta de la playa.  

Pero ella se acerca despacio entre la multitud y verla me transporta a ese momento. 

Creo que ambas caemos en la misma trampa, como un par de ratones masoquistas. 

Dime si me estoy volviendo loco,  

dime por favor si a ti te pasa igual.  

Se acerca. Una voz en mi cabeza me grita que corra, porque ya sé cuánto duele cuando se marcha. 

PÍDEME LO QUE QUIERAS (MAFIN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora