No dejo de pensar en ella.
Becca ha estado dando vueltas en mi cabeza todo el día.
No dejo de preguntarme cuántas veces debió pasar por situaciones similares a la que sucedió en el bar anoche, a cuántos imbéciles como esos tuvo que soportar para no perder su trabajo.
Pienso en la manera en que ese idiota tocó su pierna y no siento nada más que ira. No soy una persona impulsiva, jamás recurro a la violencia, pero anoche en serio debí controlarme para no partirle la cara a golpes.
Estoy preocupado, demasiado para tratarse de alguien a quien apenas conozco.
Demasiado para tratarse de la novia de mi mejor amigo.
¿Es que Sebastian no se preocupa por ella? ¿No le molesta en lo absoluto que su novia sea acosada quién sabe cuántas veces por noche para pagar la universidad?
Sebastian tiene dinero. Sus padres, mejor dicho, al igual que los míos. Pagan su universidad, el club y todas sus salidas. ¿Nunca pensó en ayudar a Becca, quien claramente lo necesita mucho más que él?
«No necesito ayuda, Rhett. Ni tuya, ni de nadie más.»
Quiero creer que la razón es el orgullo de Becca, y no el hecho de que a Sebastian le importa tanto un carajo el bienestar de su novia que ni siquiera le preocupa saber que está trabajando en un ambiente así de jodido.
—¡Rhett! —grita alguien a mi derecha.
Sacudo la cabeza. He estado perdido en mi mente hasta este momento.
Mierda. Sigo en el entrenamiento.
Liam me ha gritado para llamar mi atención. Es nuestro turno de atacar. Todos mis compañeros están esperando a que diga qué jugada practicaremos ahora.
Estoy desconcentrado, puta madre. Esto jamás me había sucedido.
Es más, aparentemente, he estado fulminando con la mirada a Sebastian todo este tiempo.
Mi mejor amigo alza el pulgar desde el extremo derecho de la cancha, como preguntándome «¿Todo bien?». Lo único que le doy como respuesta es un asentimiento de cabeza. No puedo mirarlo sin sentir unas ganas inmensas de bombardearlo a insultos.
—«Triangular» —grito el nombre de la jugada, y le paso la pelota a Connor para empezar a moverla en la primera línea.
Esta jugada es, en realidad, el famoso «desdoble del extremo», pero lo he bautizado con otro nombre para que el equipo contrario no sepa enseguida qué es lo que vamos a hacer. Es una de las más sencillas y todo el mundo la suele hacer, pero empezaremos con esta y luego practicaremos otras más complejas que yo mismo he creado.
Hacemos dos rondas de pases entre Connor, Liam y yo, los tres primera línea. La pelota parece volar por la rapidez de los pases. Tienen que ser fuertes, seguros, veloces. Un mal pase puede cagarte una jugada completa o incluso terminar en un gol del otro equipo.
ESTÁS LEYENDO
Cruzar la línea [¡YA EN FÍSICO!]
Teen FictionACTUALIZACIÓN TODOS LOS MIÉRCOLES Y VIERNES - 𝗕𝗘𝗖𝗖𝗔 Mi vida en Los Ángeles gira en torno a mi trabajo de barwoman, las clases de la universidad y las tardes de estudio extremo para convertirme en psicóloga. No tengo tiempo para nada más. Apen...