La disculpa de Sebastian fue enviarme una foto de un mensaje de una galleta de la fortuna.
Tengo una obsesión con ellas, con los mensajes que vienen dentro, con las frases que vaya a saber alguien quién escribe pero que, para mí, son como mi guía cuando no sé qué hacer.
No hubo ni una llamada sincera ni un gesto más significativo de su parte, pero ha estado con la cola entre las patas estos últimos días.
Sé que quizás exageré un poquito. Es decir, por supuesto que lo de la fiesta me jodió muchísimo, incluso pensé en terminar con él cuando estaba sirviendo tragos en el bar.
Sin embargo, una parte de mí entendió su euforia, sus ganas de celebrar la victoria con sus amigos.
Por eso lo perdoné y, bueno, ya estamos bien.
Estamos juntos ahora y acaba de avisarme que tiene que ir a casa de Rhett para que él le explique algo sobre un partido... Creo que relacionado al contrincante que van a enfrentar este fin de semana.
Y la verdad no quiero ir, mierda.
No tengo ganas de ver al idiota de su mejor amigo.
—Puedes quedarte aquí, si quieres —dice mi novio, encogiéndose de hombros.
Observo el living de su casa, alzo las cejas.
—¿Sola? ¿En tu casa, sin ti?
Sebastian asiente a medida que suspira.
—No, está bien —opto por decir, tragándome los comentarios no tan bonitos que quedaron en la punta de mi lengua—. Te acompaño.
Sebastian sonríe, victorioso. Me da un beso en la mejilla, y en menos de cinco minutos, ya estamos en su auto de camino a la casa de su mejor amigo.
Me dan ganas de golpearme la cabeza contra el vidrio delantero al pensar que tendré que ver a Rhett.
Tengo que confesar que no he dejado de pensar en ese último gol que me dedicó. No he conseguido encontrarle la lógica aún. Mientras más lo analizo, más me confundo. ¿Quizás fue mi imaginación? O, tal vez... ¿Esa dedicatoria era para Nicole, o para la chica pelirroja que muy obviamente lo hace babear?
Me encuentro apretando los dientes al pensar esto último. Los relajo cuando me percato y me insulto a mí misma.
—Qué onda, amigo —saluda Sebastian a Rhett desde el Bluetooth del vehículo. ¿En qué momento lo llamó?
—Hey, qué pasa hermano —contesta Rhett del otro lado de la llamada—, ¿todo bien? ¿Necesitas algo?
—Quería avisarte que estoy yendo a tu casa.
Rhett lanza un agudo:
—¿Qué?
Miro a Sebastian enseguida. ¿Es que no le avisó que iríamos?
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Cruzar la línea [¡YA EN FÍSICO!]
Fiksi RemajaACTUALIZACIÓN TODOS LOS MIÉRCOLES Y VIERNES - 𝗕𝗘𝗖𝗖𝗔 Mi vida en Los Ángeles gira en torno a mi trabajo de barwoman, las clases de la universidad y las tardes de estudio extremo para convertirme en psicóloga. No tengo tiempo para nada más. Apen...