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Abro los ojos sintiendo una jaqueca insoportable

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Abro los ojos sintiendo una jaqueca insoportable.

Estoy muerta de sed, me duele todo el cuerpo y tengo náuseas.

¿Cuánto bebí anoche?

Aún tengo puesto el vestido que usé para cenar con Sebastian, y encima de él... ¿un saco? Estoy en mi cama. ¿Supongo que decidimos venir a mi departamento después de la discusión?

Intento hacer memoria, buscar en mi cabeza algún recuerdo de anoche.

Sin embargo, lo que haya sucedido con Sebastian pasa completamente a segundo plano cuando me percato de la inmensa figura durmiendo a mi lado.

Mi corazón da un vuelco. Mi mente se queda en blanco. Soy incapaz de procesar lo que estoy viendo.

Rhett.

El mejor amigo de mi novio duerme plácidamente junto a mí, vestido —gracias a Dios— con un pantalón de vestir negro y una camisa formal blanca manchada con... ¿maquillaje azul? Me toco las mejillas, mis dedos terminan coloreados de un tono azul oscuro.

Rhett tiene mi maquillaje en su camisa.

«No puede ser, no puede ser, no puede ser», balbuceo.

Y ahogo un grito cuando finalmente me doy cuenta de que...

Mi mano está tocando su abdomen por debajo de la camisa.

No puede ser.

Mis dedos han estado recorriendo su línea V definida y prácticamente libre de vellos, y desplazándose hacia debajo de su bóxer.

Mi respiración se detiene abruptamente y me siento inestable cuando mis ojos bajan hacia su entrepierna...

Endurecida.

El bulto en su pantalón cubre hasta parte de sus cuádriceps. No me muevo. No reacciono. No dejo de mirarlo. Ni de tocar su abdomen.

Estoy gritándole a mi cerebro que reaccione, que me obligue a dejar de mirar su erección y de tocar su abdomen, pero no lo hace.

Estoy paralizada.

Siento un cosquilleo en mi entrepierna. Ay, por Dios. Estoy mojada. Estoy excitada por ver a Rhett así.

Entonces, como si el Universo me odiara, sucede lo peor que puede suceder en este momento.

Rhett despierta.

Un calor intenso se apodera de mis mejillas y de todo mi cuerpo. Rhett abre los ojos lentamente y los posa en mí, viendo cómo aún sigo tocando su línea V y con las yemas de mis dedos rozando su bóxer.

Por fin, logro apartarme de él. Quito la mano con una rapidez inhumana y me alejo. Debo lucir como si hubiera visto un fantasma. No puedo hablar. Solo estoy mirándolo como una idiota, con el pecho bajando y subiendo con desesperación y todo mi cuerpo temblando de excitación.

Cruzar la línea [¡YA EN FÍSICO!]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora