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La mañana siguiente despierto con una jaqueca intensa y una resaca insoportable

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La mañana siguiente despierto con una jaqueca intensa y una resaca insoportable. Gruño y me restriego el rostro, sintiendo que las sienes me punzan y que mi garganta está seca.

Es la primera vez en mi vida que tengo resaca y es lo más cercano a una tortura que he experimentado. No sé cómo mis amigos son capaces de aguantar esto todas las mañanas después de una salida nocturna.

Es una puta mierda.

No he bebido ni una gota de alcohol en todos estos años y me siento como un adolescente en plena pubertad que salió de fiesta y descubrió lo que es emborracharse.

Si alguien me hubiera dicho que la primera vez que bebería alcohol sería para lidiar con los sentimientos que tengo hacia la novia de mi mejor amigo, probablemente me habría reído en su cara.

Qué. Jodidamente. Iluso.

Me quejo una vez más y me levanto de la cama como puedo. El cuerpo me pesa, sigo mareado y siento que voy a morir. Arrastro los pies hacia el baño después de tomar mi teléfono de la mesa de noche y me lavo la cara con litros y litros de agua para despabilarme.

Me apoyo en el lavabo. Miro mi reflejo. Luzco terrible.

Muevo el cuello ligeramente cuando percibo una marca rojiza en él. Me acerco al espejo para verla mejor. Parece ser una mancha de labial.

Intento quitarlo con agua y varias restregadas, pero no sale.

—Mierda.

Mierda.

No es labial.

Es un jodido chupón.

—No puede ser.

Hablo solo frente al espejo sin dejar de mirar la sutil marca de succión que Becca dejó en mi cuello. Porque fue ella. Tiene que ser ella. No he estado con ninguna otra mujer anoche.

Estoy jodidamente seguro.

Recuerdo todo lo que sucedió, no estaba tan ebrio como para decir que estuve inconsciente en algún momento, así que estoy jodidamente seguro de que Becca fue la única mujer que pudo haberme hecho este moretón.

La novia de mi mejor amigo me hizo un chupón.

Perfecto.

Dejo escapar un suspiro y entro a la bañera. Necesito una ducha que me aclare las ideas y me haga dejar de pensar en Becca y en lo que sucedió entre nosotros anoche.

No solo en la manera en que nos besamos.

También en cómo ella se fue luego.

Con Sebastian.

Me froto los ojos con fuerza y maldigo entre dientes mientras el agua caliente cae sobre mi rostro. Repito el momento en que me dejó solo en la habitación una y otra vez y me siento un imbécil.

Cruzar la línea [¡YA EN FÍSICO!]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora