Regreso con Harper y Jack apenas bajo las escaleras. Aún sigo acalorada por el encuentro a escondidas que tuve con Rhett hace unos minutos. Siento las mejillas coloradas y el rostro ardiendo, aunque creo que se debe también un poco al alcohol.
He sido la barwoman entre mis amigos desde que llegamos y he bebido unos cuantos Sex On The Beach que, a pesar de que no los he hecho tan fuertes, después de más de tres, empiezan a hacer efecto.
Necesitaba beber para relajarme, para bajar la tensión de mis músculos y no pensar en cuán raro es estar aquí, con Sebastian y Rhett en un mismo lugar. No estoy preocupada, solo un poco nerviosa. Y ni hablar de que verle la cara a mi ex no, es lo que yo llamo, un momento adorable.
Me digo a mí misma que dentro de unas horas ya estaré junto a Rhett, en su cama, abrazada a él hasta la mañana.
No hay nada que desee más que eso.
—¡Miren quién volvió! —exclama Jack, señalándome.
Me río y me acerco a él y a Harper. Ambos están bailando juntos al ritmo de la música que suena a todo volumen por los parlantes. Estoy mareada y no sé si es por las luces neón que titilan sin parar, o al alcohol en mi sangre. Creo que un porcentaje de ambas.
—¡Nos abandonas por un pene! —grita Harper, y me toma de la mano para que baile junto a ellos.
Suelto una carcajada y bailamos entre los tres. Honestamente, estoy pasándola bien. Quizás es porque mis amigos están aquí, acompañándome, y me ayudan a no sentirme como sapo de otro pozo, como en la fiesta de Liam.
Hemos bailado con Nicole, Ashley —quien, extrañamente, me ha dicho más de tres palabras seguidas— y Hannah.
Ella me ha agradado desde la noche en Oasis, y hoy hemos tenido la oportunidad de hablar más. Bueno, no hablar en sí, porque casi no se puede hablar aquí sin tener que gritar, pero sí hemos pasado un rato juntas y sin duda es divertidísima.
Además, tenemos algo en común y con que yararear.
Ambas somos ex novias de Sebastian.
—¡Becks! —dice Jack en voz bien alta aunque estemos a menos de medio metro de distancia—. ¡¿Me preparas otro?! —pregunta, alzando el vaso vacío.
Asiento repetidas veces.
—¡¿Tú quieres otro?! —le pregunto a Harper.
Mi mejor amiga piensa unos segundos y termina diciendo que sí. No sé cómo haré para traer tres vasos yo sola —porque también me prepararé uno para mí... el último, lo prometo— pero si puedo llevar una bandeja con cuatro tragos, dos hamburguesas y una bandeja de dedos de queso cada noche en el bar...
Llevar tres tragos no puede ser tan complicado.
Pido permiso entre la multitud y trato de no empujar a nadie. La barra no está lejos pero hay tanta gente que apenas puedo moverme. Por suerte, con un suspiro de agotamiento, llego a la barra y busco con la mirada el vodka que necesito para hacer los Sex On The Beach y el licor de durazno. Necesitaría jugo de naranja y de arándano, pero tampoco voy a ponerme exquisita.
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Cruzar la línea [¡YA EN FÍSICO!]
Ficção AdolescenteACTUALIZACIÓN TODOS LOS MIÉRCOLES Y VIERNES - 𝗕𝗘𝗖𝗖𝗔 Mi vida en Los Ángeles gira en torno a mi trabajo de barwoman, las clases de la universidad y las tardes de estudio extremo para convertirme en psicóloga. No tengo tiempo para nada más. Apen...