Capitulo 4 "Se conectaran pronto"

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Las clases de Adivinación se habían convertido en una tortura interminable, que parecía no tener fin. La profesora Trelawney, con su túnica de chales y sus ojos siempre perdidos en algún rincón del universo, no hacía más que invitarnos a sumergirnos en las nebulosas aguas de la adivinación, incitándonos a prever qué nos deparaba el futuro inmediato.

Aunque había quienes encontraban un morbo en descubrir si un infortunio les aguardaba a la vuelta de la esquina, para Hermione, la experiencia no podía ser más exasperante.

Hermione estaba visiblemente molesta conmigo. No dejaba de lanzarme miradas de reproche por haberla convencido, o más bien, obligado, a volver a tomar la clase. El resentimiento en sus ojos era innegable, pero no tenía mucho margen para quejarse. Después de todo, habíamos llegado a un acuerdo: si yo tomaba Estudios Muggles, ella tendría que acompañarme en Adivinación y a  regañadientes había aceptado, y ahora estábamo ambas atrapadas en la penumbra del salón, intentando hallar sentido en lo que para ella era pura charlatanería.

Esa mañana, Trelawney nos había insistido con un fervor renovado en leer las líneas de vida de nuestras manos, como si en los surcos de la piel se escondiera algún secreto trascendental. Aunque a simple vista pareciera que Pansy Parkinson no era más que una seguidora de las trivialidades, lo cierto es que había demostrado ser sorprendentemente intuitiva al momento de interpretar esas señales del futuro, tal como ella las llamaba. Su confianza al deslizar la yema de los dedos sobre las líneas palmeares era desconcertante.

—Vamos, Granger, esto no se trata de memorizar lo que dice un libro —se quejó Pansy con un tono de exasperación en su voz. Hermione, por su parte, fruncía el ceño, concentrada en el libro, tratando de encontrar sentido en las líneas de mi palma.

—Es una tontería, todos tenemos las mismas curvas en las manos —protestó Hermione de forma categórica, cerrando el libro con un golpe seco, como si aquello pudiera poner fin a su frustración.

Pansy, lejos de dejarse amedrentar, sonrió con esa mezcla de astucia y desafío que le era tan característica. Se inclinó hacia Hermione, extendiendo su mano con un gesto casi imperioso.

—Dame tu mano —dijo, con una seriedad que contrastaba con el tono ligero que había usado momentos antes—. Vamos a ver qué te sucederá de aquí a diciembre.

Hermione dudó por un instante, pero finalmente extendió la mano con evidente reticencia. Pansy la tomó con delicadeza, examinando las líneas con una concentración que contrastaba con su habitual aire despreocupado.

—Hmm... —murmuró Pansy, sus ojos verdes recorriendo cada curva y cruce en la palma de Hermione—. Interesante.

—¿Qué? —replicó Hermione con tono cortante, claramente impaciente y sin mucha fe en lo que Pansy pudiera decir.

—Aquí —dijo Pansy, señalando una línea particular que serpenteaba por el centro de la palma—. Esta línea indica que enfrentarás una elección difícil pronto. Pero no será una decisión cualquiera... afectará a alguien cercano a ti.

Hermione resopló, tratando de disimular su incomodidad.

—Esas cosas siempre son ambiguas. Podrías decir lo mismo de cualquiera —replicó, retirando su mano.

—Tal vez —admitió Pansy, encogiéndose de hombros—. Pero hay algo más. Aquí... —dijo, señalando otra línea—. Vas a descubrir algo, algo que has estado buscando sin siquiera saberlo.

Los ojos de Hermione brillaron brevemente con curiosidad antes de que ella pudiera reprimir la reacción. Sin embargo, antes de que pudiera formular una respuesta, la profesora se aproximó a mi,

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