Capitulo 19

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JUNGKOOK

—Gira aquí.

Jungkook obedeció la orden y guió el coche a través de una puerta de hierro abierta de par en par hasta un largo camino de grava. Atravesaron prácticamente un kilómetro y medio de bosque de pinos antes de llegar a lo que Jungkook supuso que debía ser el destino final.

Parecía la cabaña de caza veraniega de alguien. Una deprimente estructura de madera con un vago aire de abandono. Jungkook podía distinguir las orillas de lo que parecía ser un pequeño lago detrás de él. Aparcó el auto, la tranquilidad de la naturaleza los envolvía. Hendrick no parecía tener prisa por romper el silencio de Jungkook. Para ser justos, él generalmente prefería que Jungkook mantuviera la boca cerrada.

Inspeccionó la cabaña con escepticismo mientras entraban. Hendrick seguramente había estado bastante apresurado por encontrar algún escondite; este lugar no era tan grandioso y elegante como sus hospedajes habituales. La sala de estar estaba pobremente amueblada y una pizca de polvo cubría todas las superficies. La única característica redentora de la habitación era una enorme chimenea, casi lo suficientemente grande como para que alguien asara un ciervo entero si es que eso era lo suyo.

Hendrick se detuvo en la puerta de la sala de estar y le hizo un gesto a Jungkook para que entrara antes que él. Jungkook caminó hacia la ventana trasera más cercana a la chimenea, fingiendo interés en tener una mejor vista del lago, pero en realidad estaba feliz de alejarse de su captor, tanto como le permitiera esta horrible cabaña.

Se detuvo en seco antes de que pudiera llegar a ese punto. Había una figura en el sofá raído, inicialmente oculto a la vista por los ángulos de la habitación. Jungkook puso los ojos en blanco. Había un cadáver en esta cabaña. Tampoco era exactamente uno nuevo. Se trataba de un hombre mayor, probablemente de unos sesenta años, con el rostro ceniciento cubierto por una barba peluda. Jungkook supuso que era el dueño de la cabaña. Miró a Hendrick, el disgusto curvaba sus labios.

—¡Cristo, Hendrick! ¿No te molestaste en limpiar tu propio desastre?

El otro vampiro parecía característicamente impenitente. —Lo necesitaba.

¿Por qué diablos necesitaría Hendrick un cadáver accesible? A no ser que... La comprensión lo invadió. Cada criatura viviente tenía un olor distinto. Al menos, Jungkook había descubierto que así era desde el día en que fue convertido y que sus sentidos se vieron mejorados. Los artículos de tocador modernos lo estropeaban un poco —jabones corporales afrutados, acondicionadores florales—, al igual que la alimentación. Por un breve tiempo luego de beber de un ser humano, un vampiro puede tomar notas sutiles de su olor.

Jungkook lo asimiló todo. El traje de franela fuera de lugar de Hendrick. El cadáver de varios días frente a ellos. ¿Era realmente así como Hendrick había estado evadiendo la búsqueda de Jungkook a través de la ciudad? Había estado enmascarando su olor desde la pelea mientras que espiaba a Jungkook sin dejar rastro. Jungkook podría incluso sentirse impresionado, si su odio le diera permiso de ello. Su ex nunca había sido tan tortuoso antes.

Sin embargo, ese cadáver se veía terriblemente rígido.

—¿Has estado bebiendo de un hombre muerto, Hendrick?

Jungkook se estremeció ante la idea. La sangre de los muertos estaba... muerta, a falta de una palabra mejor. Débil. Fría. Insatisfactoria. Era tabú entre los de su especie. Considerado repugnante y desagradable. ¿Qué tan perdido estaba Hendrick como para cruzar esa línea una y otra vez? ¿Tan solo para acechar en las sombras y espiar su antigua posesión?

—Asqueroso —dijo Jungkook en voz alta, incapaz de callarse.

—Limpia para mí —Le ordenó Hendrick, sentándose en el sillón andrajoso frente al propietario muerto de la cabaña.

SU ALTEZA *JINKOOK*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora