JUNGKOOK
—¿Crees que alguien podría morir por café?
Jungkook puso los ojos en blanco y empujó a Jay hacia la cafetería. Tenía un ojo en el gimnasio al otro lado de la calle y los oídos en su teléfono.
Hendrick no había vuelto a dar señales, ni mensajes de textos amenazantes, tampoco había identificado su olor en la calles, así que Jungkook había accedido a dejar que Jin hiciera ejercicio en su lugar habitual antes de su turno en el hospital.
Jungkook sabía que no le había hecho ningún daño real a Hendrick, por lo que tenía que asumir que era el acto de su rebeldía lo que lo hizo retroceder. Trató de no perderse en su autodesprecio ante esa idea. ¿Eso era todo lo que había hecho falta para que no fuera seguido y acosado durante siglos? ¿Solamente la instancia de contraatacar adecuadamente? Una voz familiar sonó en su cabeza. Patético. Débil. Cobardemente.
Sin embargo, carecía de la picadura habitual. Porque ahora Jungkook tenía otras palabras en la cabeza. Una voz diferente y llena de cariño. Fuerte.
Intenso. Perfecto.
Era algo extraño que alguien viera todo de él, e insistiera en que le gustaba todo.
Jungkook no sabía qué hacer consigo mismo. Había seducido con éxito a Jin, supuso. Más que seducido. Estaban... ¿juntos? Y ahora Jungkook había luchado contra Hendrick. Entonces, ¿En donde lo dejaba eso? ¿Qué sería lo siguiente? Nunca se había permitido considerarlo por completo.
Jin era su compañero. Jungkook lo sabía. Lo había sabido. Pero... ¿qué significaba eso?
Jungkook no tenía el mismo miedo a volverse salvaje que Yoongi. Jungkook y su vampiro interior vibraban muy bien juntos, considerando todas las cosas. Nunca había tenido que luchar contra él por el control. Sabía que era inevitable y que eventualmente se iría por el mismo camino
que todos los demás, pero podrían pasar siglos antes de que eso fuera realmente un problema.
Todo llegaba a su fin en algún momento, ¿no? Y Jin quería normalidad. Deseaba una vida humana normal. ¿Jungkook podría darle eso? Podría,
¿no? No necesitaba pedirle a Jin que se transformara para él.
Jungkook podría amarlo tal como era, durante el tiempo que se le permitiera. Si Jin se quedaba en esta ciudad, Jungkook tendría que irse más temprano que tarde, gracias a todo ese asunto de que nunca envejecería. Pero, Jimin y Yoongi tendrían que irse por la misma razón eventualmente, ¿no? Tal vez Jin querría irse con ellos y Jungkook podría quedarse cerca.
Jin sería un zorro plateado muy caliente; eso era seguro. Y una vez que Jin llegara al final de su vida mortal... Ante la idea, Jungkook sintió un dolor agudo y punzante en su pecho. Por primera vez desde los primeros días de su existencia vampírica, estaba sintiendo como su vampiro interior se revelaba: era una sensación de picazón y torcedura debajo de la piel.
A su vampiro interior realmente, realmente no le gustaba la idea de que Jin muriera. Bueno, ¿y qué quieres que hagamos? ¿Asustarlo y que se vaya?
Finalmente piensa en nosotros como algo más que un monstruo.
¿Quieres que le pida que deje su humanidad y revertir todo el progreso que hemos hecho? Ugh. Esto era terrible. Jungkook se había reducido a un pobre hombre como Yoongi, hablándole a su "demonio" como si fueran una entidad separada.
—¡Jungkook, ya nos toca!
Jungkook fue sacado de sus pensamientos sensibleros por la advertencia entusiasta de Jay. Alicia estaba otra vez atendiendo el mostrador y él asintió a modo de saludo antes de abrir la boca para pedir, — agraciadamente estaba iniciando a Jay al mundo de las bebidas demasiado dulces a base de café—, sin embargo, Jay habló primero.
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SU ALTEZA *JINKOOK*
RandomSegundo libro de la serie vampiros, la historia de Jimin y Yoongi de la adaptación My lovely Boy