Extra

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JUNGKOOK

Luces pulsantes. Música palpitante. Cuerpos retorciéndose. Jungkook estaba en el cielo.

Bueno, no en el cielo, obviamente. Después de todo seguía estando en maldito Colorado. Aun así, era una buena noche. Una noche especial.

Su primera vez alimentándose juntos. O, al menos, la primera vez que ambos iban a alimentarse, en lugar de que Jungkook se quedara a un lado para supervisando la cacería de Jin.

Jungkook escudriñó la pista de baile, tratando de encontrar hacia donde se había ido Jin con sus bebidas. En cambio, sus ojos se posaron en el último rostro que esperaba ver allí.

Jesucristo.

—Lucien.

El viejo amigo de Yoongi le devolvió la mirada con grandes ojos negros. Se veía... terrible. Su vampiro estaba fuera, como invariablemente había estado en los últimos años, pero el nivel de sofisticación al que siempre se había aferrado ya no estaba por ninguna parte. Estaba desaliñado, con un aspecto frenético.

Todavía seguía siendo guapo como el infierno, desafortunadamente. Qué tragedia, que alguien tan idiota pueda ser tan estéticamente atractivo.

Esperó un saludo, cualquier tipo de respuesta, pero Luc se limitó a mirarlo boquiabierto.

Jungkook resopló con exasperación. —¿Qué haces tan cerca de Hyde Park? Yoongi te matará. Y yo ya estoy lo suficientemente tentado.

No había olvidado el ataque de Luc a su compañero. Si Jin aún fuera humano, si aún vulnerable, Jungkook ya le habría sacado los colmillos.

Luc no prestó atención a la amenaza, su mirada ahora estaba en algún lugar por encima de la cabeza de Jungkook, como buscando algo entre la multitud.

—Pensé... olí... yo, ¿hueles a canela?

Fue el turno de Jungkook de quedarse boquiabierto. Nunca había visto al otro vampiro tan jodidamente... agotado. Luc parecía perdido.

Profundamente perdido. Era casi suficiente para que Jungkook se sintiera mal por el bastardo vengativo.

Casi.

—Deberías irte, Luc.

Luc asintió con aturdimiento. —Debería. Lo haré.

—Necesitas irte. Jin estará aquí en cualquier momento.

Luc tuvo la delicadeza de parecer algo afligido ante la mención del nombre.

—El hermano.

Jungkook no pudo evitar el pequeño gruñido que salió de él.

—Sí, el hermano. Mi compañero. Así que piérdete. No quiero que lo molestes.

Por supuesto, había dicho exactamente la maldita cosa equivocada para que ahuyentarlo.

—¿Tu compañero? —Los ojos negros de Luc se clavaron en los suyos—. Encontraste un compañero.

—Lo hice. Y si él o Yoongi te asesinan, nunca tendrás la oportunidad de encontrar al tuyo, ¿verdad? Así que lárgate.

Jungkook lo vio irse, sin quitarle los ojos de encima hasta que vio como esa figura trágica salía del club.

Era cierto que no parecía del todo justo. Jungkook no conocía a nadie que quisiera tanto a un compañero como Lucien lo hacía. Pero a juzgar por su estado... tal vez no duraría lo suficiente para encontrarlo.

Oh, jodidamente bien. Ni siquiera esa su problema. No pasó mucho tiempo antes de que una figura mucho más bienvenida apareciera entre la multitud, con bebidas en la mano.

SU ALTEZA *JINKOOK*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora