Cap 30

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Ni bien pasaban las 11 de la noche y Porschay ya no sabía que hacer. La pequeña lloraba sin parar a pesar de ya haberla alimentado y cambiado.

Emmily se encontraba en su cuna y el temía cargarla, realmente se estaba estresando.

-Dios. ¿Qué más quieres? Ya te cambie y te alimente- sabía que no recibiría una respuesta pero no perdía nada con intentarlo.

No paraba de mirar el reloj con esperanzas de que dieran las 12:30 para que Kinn y Porsche llegarán.

Después de pensar por varios minutos su último recurso fue cargarla. Se acercó a la cuna y sus manos temblorosas se colocaron por debajo de la bebé sin ser levantada, la elevó lentamente hasta que llegase a su pecho y acomodo su mano derecha por encima del pequeño estómago de la pequeña mientras la otra se encontraba sosteniendo la nunca de esta.

La observó por unos segundos antes de empezar a moverse de un lado a otro en un intentó de arrullarla y funcionó. Emmily comenzó a sollozar cada vez menos hasta que dejo de hacerlo.

Los ojos de la pequeña miraban los suyos detenidamente y el hacía lo mismo. Los ojos de ambos brillaban al encontrarse con los otros.

Emmily comenzó a cerrar los ojos lentamente hasta quedarse dormida. A Porschay le comenzaba a doler la espalda y a no soportar el sueño.

No sabía cómo acostarla en la cuna pues está era bastante alta y temía despertarla al momento de acostarla así que se dirigió a su habitación y como pudo se quitó los tenis blancos perfectamente limpios aun sin soltar a su hija.

Se recostó sobre su cama lentamente y hizo lo mismo con Emmily, está solo se movió un poco y volvió a quedarse dormida, por lo que Porschay suspiró, por un momento había pensado que se despertaría.

Debido al cansancio se quedó dormido profundamente.

12:30

Kinn y Porsche platicaban plácidamente antes de entrar a casa.

-Buen platillo. No lo había probado- dijo Porsche sonriendo.

Kinn iba a contestar pero al entrar no había nada de ruido. Eso preocupó a ambos por lo que recorrieron habitación por habitación hasta llegar a la de Porschay.

Porsche al verlos no pudo evitar sentirse conmovido ante tal escena. Porschay quien tanto negaba cargar a la bebé lo había hecho.

-Dame el celular- le susurró a su amado Alfa.

-Toma- respondió Kinn en cuanto sacó el teléfono celular de su bolsa.

Porsche lo tomó. Lo encendió y rápidamente se metió a "Cámara" y dio click en el círculo que tomaba fotos no sin antes apuntar a Porschay y la pequeña.

-Vamos a dormir- ordenó Porsche entregandole el celular a su amado y este asintió.

Se dirigieron a su habitación y debido a la larga noche durmiendo rápidamente.

Omega destinado no correspondido Donde viven las historias. Descúbrelo ahora