Cap 25

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-A la mesa- gritó Porsche vestido con una pijama de plátanos con carita feliz por todas lados.

-Vamos- contestó su Alfa quien vestía la misma pijama pero de color azul.

El y Porschay entraron a la cocina con una hermosa sonrisa.

Los tres tomaron asiento cuando el desayuno estaba ya servido.

-Se ve muy bien- felicitó Porschay mientras masajeaba su gran estómago.

-Claro. Mi querido esposo es increíble en la cocina- Kinn besó la mano de su pareja.

-Coman todo. Mañana tenemos que ir a la revisión. El bebé está a nada de nacer- Porschay y kinn asintieron.

‐¿Qué haremos hoy?- Porschay miró a ambos esperando una respuesta.

-No estoy seguro. ¿Qué quiere el querido cachorro?- sabían que el bebé sería demasiado glotón. A porschay siempre se le antojaba cualquier cosa dulce.

-Un pastel de puro chocolate- los tres sonrieron y Kinn asintió.

-Esta bien. Iremos por pasteles- la sonrisa de Porschay se agrandó y Continuó comiendo.

Faltaba solo un mes para regresar a Tailandia. Kinn le había marcado a su padre un mes después de estar allá para avisarle que Porsche estaba embarazado de un mes.

Korn los felicitó. Si, había asesinado a su nieto un año antes pero ya no lo haría. ¿Por qué? Ni Kinn sabía, eso mismo se preguntaba todas las noches antes de dormir.

Al terminar el desayuno fueron a bañarse y arreglarse para salir por pastel. Kinn y Porsche siempre estaban al pendiente de Porschay por si le pasaba o necesitaba algo.

Porschay comenzó a olvidar sus problemas. Comenzó a amar a el bebé que crecía dentro de él. Tal vez su vida se arruinaría pero el no mataría a su cachorro. Además Kinn le había jurado cuidar de el siempre y eso lo calmaba un poco.

-¿Cuál quieren?- preguntó Kinn a los omegas mientras miraban los pasteles de diferentes colores, sabores, tamaños y diseños.

-¡¡Ese!!- Porschay señaló un pastel hecho completamente de chocolate.

-Yo ese- Porsche señaló uno color blanco y rosa pastel, al parecer de fresas.

Kinn pidió ambos pasteles y espero para pagar. Tal vez un pastel completo para cada uno les haría daño pero no importaba. Amaba verlos felices.

Aprovecharon para dar un paseo y después fueron a casa para comer hasta no poder más.

Porschay agarraba grandes porciones de el delicioso pastel que tenía enfrente.

Todo iba excelente. Pero sintió un tirón seguido de un incontrolable líquido que escurría por sus piernas siendo imposible de pararlo.

Se quedó inmóvil. E incluso dejo de masticar el gran pedazo de pastel que tenía en la boca.

-P-porsche- buscó el brazo de Porsche para apretarlo levemente del miedo.

-¿Qué pasa?- Porsche lo miró preocupado pues de un momento para otro se había puesto pálido.

-La fuente- Porsche abrió los ojos cómo platos. Trago duro el bocado que traía en la boca.

-¡¡Kinn!!- gritó preocupado esperando la respuesta de su esposo la cual no tardó demasiado.

Kinn quien se encontraba en la sala fue hasta el comedor pues el gritó lo preocupó.

-¿Si?- no entró al comedor. Solo se recargo en la entrada.

Omega destinado no correspondido Donde viven las historias. Descúbrelo ahora