Cap 16

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Kim llegó después de unos 45 minutos a aquel bosque "tranquilo".

Para entrar a este tenía que hacer una reserva al menos 3 días antes pero a Kim no le importaba.

Llegó y exigió la entrada, obviamente no lo permitieron pero el nunca aceptaría un "No".

Eran al menos 4 guardias en la entrada así que sería fácil para Kim poder con ellos.

Así fue, acabó con el último dejándolo inconsciente en la entrada del bosque y antes de entrar sacudió su playera.

Llegó acelerado, buscando en casa por casa pero no aparecían en cambio encontraba en estas familias con niños o parejas felices.

Cuando solo faltaban 3 observó como Macau y Porschay comían afuera de su casa de campaña.

Se veían felices y muy cercanos. Ninguno notó su presencia.

Kim se mantuvo unos segundos mirándolos y notó en los ojos de Porschay un brillo al mirar a Macau, nunca lo había visto así. Con Macau era amable, cercano, cariñoso y sin dejar atrás el olor que soltaba Porschay, era como si tuviesen algo.

Esto lo molestó un poco pues Porschay era su Omega y no tenía derecho a comportarse así con alguien que no fuera el aunque no tuvieran nada.

No puedo evitar sacar feromonas molestas y al parecer Porschay se percató de esto pues se quedó completamente quieto y la sonrisa se le borró de inmediato.

Buscó por todos lados con la mirada pero no logró verlo.

-¿Pasa algo chay?- preguntó Macau aún sonriendo.

-Creo q-que n-nosotros debemos irnos- dijo aun mirando a su alrededor.

-Pero podemos mañana- lo miró extrañado Macau.

-¿Hueles eso?- susurró Porschay.

-¿Qué cosa?- tomó aire en un intentó de comprender.

-Voy al baño- Porschay se levantó de inmediato y se dirigió al baño.

Tal vez solo estaba imaginando aquel olor que tanto le gustaba.

Llegó al baño casi corriendo y una vez adentro puso seguro a la puerta.

Se quedó mirando en el espejo que se encontraba ahí mientras pensaba en lo que había pasado con Kim días atrás.

De nuevo las feromonas de Kim se hicieron presentes y Porschay en un intentó de querer olvidarlas abrió la llave del lavamanos y mojo su cara.

Por otro lado Kim ya lo esperaba afuera,  sabía que si o si tenia que salir de ahí así que esperaría pacientemente.

Después de unos largos minutos al fin sonó el seguro de la puerta siendo retirado.

Porschay salió con la mirada hacía el suelo mientras sacudía un poco sus manos para que se secacen más rápido.

Antes de poder dar un pasó más vio unos zapatos negros, brillosos y notoriamente caros.

Examinó los zapatos, después los pantalones los cuales combinaban con el sacó.

Se congeló completamente al ver de quien se trataba.

Pensó que todo había acabado desde el día que se fue sin darle una explicación pero no era así, ahora ese hombre se encontraba frente a el.

Sus miradas chocaron y fue imposible para ambos dejar de mirarse.

Ninguno de los dos sabía que decir o hacer. Permanecieron así tal vez por unos 3 minutos.

-Tenemos que hablar- se atrevió a decir Kim.

-No hay nada de que hablar- dijo Porschay sin dejar de mirarse.

-Hay mucho de que hablar Porschay- habló sin expresión en sí rostro.

-Será otro día- Porschay intentó pasar por un lado de Kim pero este lo detuvo dando un paso más rápido que Porschay quedándo enfrente de el todavía.

-No hay otro día- sus miradas seguían unidas. Ambas demostraban miedo por las palabras y acciones que podría hacer el otro pero ninguno lo notaba.

-¿De qué se supone que hablemos? ¿De tu aprovechamiento? ¿De tu poco valor? ¿O qué? ¿Vendrás a decirme que lo sientes? ¿Crees qué todo volverá a ser igual? ¿Crees que una disculpa arregla todo?- los ojos de Porschay comenzaron a cristalizarse.

-Hablemos en mi auto- dijo serio.

-No, no iré a ningún lado. Me quedó con Macau- desvió la mirada hacía el piso del lado izquierdo.

-¿A caso fue pregunta? Dije: hablemos en mi auto, y punto. ¿Entiendes?- aveces Kim olvidaba con quien hablaba y trataba como si fuese algún cliente o víctima.

Porschay no pudo hacer otra cosa más que seguirlo hasta su auto, deseaba con todo su ser que Macau note rápido la situación y vaya por el para irse de ahí solo ellos dos.

Llegaron al auto y ambos subieron. Porschay no miró a Kim, solo observaba la calle por la ventana pero podía sentir la mirada de Kim en el.

Omega destinado no correspondido Donde viven las historias. Descúbrelo ahora