Toma 29: Mirando cada paso

165 11 3
                                    

No podía salir a ningún lado con mi rostro tan hinchado; no había maquillaje que pudiera cubrir los moretones

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

No podía salir a ningún lado con mi rostro tan hinchado; no había maquillaje que pudiera cubrir los moretones. Fue demasiado tener que ver las fotos de mi cara estampadas por todo internet y que mi nombre fuera tendencia. Cada imagen era un recordatorio del caos que se había desatado. Guido, después de lo que pasó, fue el primero en querer suspender el show, no por él, sino por lo que me había ocurrido a mí. A pesar de que yo había recibido un golpe, él me ganaba en malestar, su preocupación era evidente, como si todo el peso de lo sucedido recayera sobre sus hombros.

La segunda noche del Cosquín Rock me vi obligada a quedarme encerrada en el hotel, siguiendo las instrucciones de Anna. Mi cara estaba demasiado hinchada y golpeada para andar circulando por ahí, y Anna dejó claro que no podía permitirme salir y hacerme ver en ese estado. La idea de estar oculta como si fuera una vergüenza, como si yo hubiera hecho algo malo, me quemaba por dentro. Lo único que pude hacer fue entregarle el vestuario a Guido y ver cómo todo lo demás quedaba en manos de Victoria. Y para mi mala suerte, ella asumió el control sin vacilar.

La frustración me carcomía. Creo que hubiera preferido que mi cara golpeada siguiera circulando por todas partes, siendo escrachada por los medios, antes que dejar que Victoria, con su aire de superioridad, se encargara de Guido. Pero Anna fue contundente: debía ser profesional, mantenerme al margen y permitir que Victoria manejara la situación. ¿Profesional? ¿Cómo se supone que debía mantenerme profesional cuando todo parecía un complot en mi contra? Desde el incidente, no dejaba de preguntarme si realmente esto se estaba volviendo demasiado para mí, si mi papel en la vida de Guido y en su carrera empezaba a ser más una carga que un beneficio.

Estaba atrapada en el hotel, sintiéndome impotente y frustrada, incapaz de hacer nada para cambiar la situación. Las paredes de la habitación se cerraban a mi alrededor, haciéndome sentir que el universo estaba conspirando para que todo se volviera cada vez más complicado. No podía sacarme de la cabeza la imagen de Victoria rondando a Guido, seguramente aprovechando la oportunidad para hacerle ver que ella era una opción mejor, más estable.

Todo parecía estar armado en mi contra. El golpe que había recibido no solo me había lastimado físicamente, sino que también me había dejado una marca emocional, una herida abierta que parecía crecer con cada minuto que pasaba. Me sentía como si estuviera perdiendo el control de todo lo que había construido, de todo lo que me importaba. ¿Cómo había llegado a este punto? ¿En qué momento todo se había desmoronado tanto? Sentía que, no importa cuánto intentara, la suerte simplemente no estaba de mi lado.

Horas más tarde, los chicos decidieron no hacer ningún after, una excepción a lo que normalmente sería una celebración festiva y llena de energía después de cada show. Esta vez, la idea de una fan agrediéndome los había desconcertado, tanto a nivel personal como profesional. Más allá de cualquier sentimiento de culpabilidad o tristeza, sabían que lo que había sucedido estaba mal, y una pequeña forma de demostrar su solidaridad y rechazo era renunciar a cualquier festejo.

La mejor parte de tener el corazón roto (Guido Sardelli)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora