Sempiterno [Atsumu Miya] Haikyuu

Capítulo 22

F R E Y A P O V

– Abuela por favor – Ruego viendo como machaca mi tacita de greda por segunda vez.

–¡Está horrible! –Exclama molesta mientras limpia su mano con un trapo– La vas a hacer hasta que te salga bien.

De mala gana le hecho un poco más de agua a la greda para moldearla y empiezo a trabajarla de nuevo.

–Esto no tiene calificación ¿Por qué me tengo que esforzar tanto? –Preguntó frustrada y me ganó una fuerte mirada de ella.

– Te tienes que comprometer con cada cosa que hagas, Freya. O sino, nadie te tomará enserio cuando quieras algo.

Antes de que pueda responder escuchamos unos golpes en la puerta, y por el sonido que hizo puedo asegurar que es Atsumu.

–¡Voy! – Grita mi abuela dejándome sola con la greda, y rápidamente puedo escuchar sus característicos chillidos alegres que da cada vez que ve a Atsumu.

–Ven, pasa – Dice abriendo la puerta de par en par en la cocina.

Miró al rubio mirarme con su típica mirada incómoda, y sonrió un poco.

–Aquí está Freya – Explica mi abuela apuntándome – Haciendo su tarea de artesanía, pero no puede hacer una taza de greda.

La miró mal de inmediato y Atsumu da una risa suave, para luego correr el asiento al lado mío.

–Lo estoy intentando – Reclamó mostrando mis avances.

–¿Qué te trae por aquí, pequeño Miya ? –Pregunta mi abuela sacando unas manzanas de la alacena.

– Osamu no dejaba de decir estupideces , Bāchan – Comenta Tsumu en un tono inocente y toma un poco de greda de la bolsa de esta –Así que, me escape.

– Ya están peleando de nuevo – Dice con desaprobación, mientras pela las manzanas de forma continua – Cuando pequeños eran mínimo 4 peleas diarias, pero no puedo creer que ya grandes sigan así.

–Ahora es solo una pelea diaria – Me burló guiñándole un ojo a lo que me devuelve una mirada aburrida.

–No estábamos peleando –Explica el rubio sacando un poco de agua de mi pocillo de agua sucia –Solo Hablando.

–Mira tu – Contesta mi abuela poniendo entre nosotros un plato con manzanas picadas.

–Gracias – Decimos a la vez y ella sonríe complacida.

–¿Qué estás haciendo? – Preguntó cuando la bola entre sus dedos empezó a tomar forma.

– Una pelota de voleibol – Responde sin darle importancia, y le da una mirada rápida a lo mío – ¿Y tú?

–Una taza.

Parece confundido y ladea su cabeza viendo mi obra de greda –¿Y tiene forma?

–Sí, y de corazón – Respondo obvia ensanchando un poco más los lados del corazón – ¿No es obvio?

El silencio de Atsumu me irrita, y miro a mi abuela para que le diga algo pero evita mi mirada rápidamente – ¡Que es un corazón!