CAPITULO 22

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Sarocha Chankimha

Encuentro a Yuki en la sala de su ático. Son más de las cuatro de la madrugada y mi hermana está sentada en el piso de la sala, frente a la mesa de café mirando un álbum de fotos con un vaso de whisky -que parece que no ha tocado- descansando frente a ella.

No sé mueve para reconocer mi presencia, ni cuando me empiezo acercar hacia ella. Ni siquiera se mueve cuando digo su nombre. Solo se limita a mirar el álbum de fotos, aunque mientras me acerco noto su mirada perdida. 

No está mirando el álbum, parece estar recordando algo y es un mal recuerdo porque puedo ver como los músculos de su cuello y mandíbula se tensan.

Lo que sea que está pensando o recordando hacen que ella haga un esfuerzo para no llorar.

 Está reprimiendo todo como suele hacer, tratando de mantenerse estoica, tratando de no verse afectada por la boda con su exnovio infiel que será en unas horas, y conforme se acerca el momento, ella sigue poniendo cada vez más cosas en sus cajas mentales y las entierra en lo más profundo de su mente.

-¿Yuki? Soy yo, Sarocha Tu hermana favorita.

Es mentira. Ambas sabemos que la hermana favorita de Yuki es Nam.

Suelto un suspiro ante la falta de reconocimiento por parte de mi hermana, porque normalmente no me toma mucho tiempo llamar su atención.

Me siento a su lado y miro lo que ella ha estado mirando.

-¿Yuki?

No responde, pero una solitaria lágrima cae de su ojo izquierdo y se desliza por su mejilla.

-Vamos, Yuki, estoy aquí. No estás sola.

Esas palabras parecen hacer clic en su cabeza y llamar su atención.

-Todo lo que siempre quise fue que ellos me amaran, que estuvieran orgullosos de mi-murmura con voz tensa y algo rota mientras señala una foto en particular.

- Me esforcé tanto por ser alguien que ellos puedan amar. Alguien que cualquiera pueda amar. Hice todo lo que siempre quisieron, todo y, ¿de qué me sirvió?

Entierra su rostro entre sus manos.

En la foto que Yuki señaló hace un momento está ella en una competencia de esgrima la cuál ganó. Está parada junto a un trofeo que tiene casi su altura, sosteniendo una medalla que tiene alrededor de su cuello y su mamá, nuestro padre y el abuelo están en la foto con ella.

En la foto nadie sonríe excepto Yuki. Cómo si el que ella haya ganado el campeonato nacional no fuera suficiente.

-¿Por qué? ¿Soy realmente tan difícil de amar?

-No, Yuki, por supuesto que no. Tú menos que nadie debería pensar aquello.

Suelta una risa seca y carente de humor.

-Es verdad, eres una persona tan buena y que ama deforma tan desinteresada. Estás ahí para las personas que amas sin importar nada. No es tu culpa que a quienes hayas amado no hayan sabido valorarte. No hay nada malo contigo.

-¡Si lo hay! ¿Cómo no puedes verlo? Estoy tan jodida como el resto de los Chankimha, esa es nuestra maldición. ¿No te has dado cuenta? Cada vez que encontramos algo que queremos, algo que hemos anhelado y estamos felices, viene algo y nos lo arrebatan. Cómo si estuviéramos malditos y no pudiéramos alcanzar nunca la felicidad.

Lanza el álbum de fotos lejos de nosotras, este choca contra una mesa alta que contiene un florero lleno de tulipanes amarillos que han quedado tirados por todo el suelo alrededor de la cerámica rota del jarrón.

¿QUE HUBIERA PASADO SI...?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora