CAPITULO 1

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Patricia Armstrong

Mientras pinto mis labios de rojo, me detengo, observando mi reflejo y me pregunto una vez más sobre mi final feliz, ¿hay algunas infracciones que una vez que las incumples algún poder superior decide quitártelo? ¿hay tal vez una cantidad limitada de finales felices?

porque eso tendría sentido y de ser así, a cada persona que no le toque un final feliz deberían de darle una advertencia de antemano para no esperar o buscar toda su vida algo que no va a tener.

incluso he llegado a creer que soy solo una especie de herramienta en algún esquema cósmico, una pequeña pieza que pone en funcionamiento planes más grandes.

me río, sin una pizca de humor, en la risa de un corazón roto. La risa de una persona que no tiene esperanza y demasiada realidad detrás.

- no- me digo. - mi destino es ahora mía y no tiene nada que ver ninguna entidad superior, no hay nadie a quien culpar por las malas decisiones que he tomado.

termino de colocar el labial sobre mis labios y arreglo mi cabello lo más impecable que puedo, sabiendo que, aun así, no será suficiente para mi madre, quedará un cabello fuera de lugar o una arruga en mi atuendo y no dudará en criticarme.

de todas formas, aliso el traje blanco de 3 piezas, - algo que solo utilizo cuando voy a ver a mi mamá- le doy una última mirada a mi reflejo antes de salir hacia la sala para encontrarme con mi madre, quien me espera cerca de la cocina con una Copa de vino en la mano.

- Patricia- dice mi nombre al verme y deja la Copa vacía a un lado.

a pesar de todo, sonrío.

- mamá, me alegra verte.

abro mis brazos con la intención de abrazarla, pero mi madre levanta su mano y con un leve movimiento que me ha hecho desde que soy una niña, me detengo en seco.

sus fríos ojos azules observan mi atuendo y frunce los labios, cierra los ojos e inclina un poco la cabeza mientras sujeta su tabique con los dedos índice y pulgar.

- ¿has engordado? ni siquiera sé por qué te pregunto, es obvio que lo has hecho y todo es culpa de sus postres corneas, solo mira cómo te queda ese atuendo. ¿sabías que es 1 de los mejores atuendos de mi última colección? y el ti luce tan ordinario, qué decepción.

desde los 12 años tomé, según mi madre, el mal hábito de hornear postres, me gustan y lo empecé a hacer porque me sentía sola y ahora a pesar que aún estoy sola lo hago porque lo disfruto.

también lo suelo hacer cuando estoy nerviosa o triste y estaba muy nerviosa ante la visita de mi madre, porque sé a qué viene incluso aunque me preparé psicológicamente para esto, repitiéndome las los posibles insultos que utilizarían, aun así, me afectan.

no deberían afectarme, a estas alturas tendría que haberme acostumbrado.

- no he engordado, mamá.

se acercan dos largos pasos y junto a sus manos alrededor de mi cintura, murmurando que antes era 1 cm menos, para después sujetar mi rostro entre sus dedos, dejando que una de sus uñas se clave en mi mejilla.

- lo hiciste, no me mientas.

- mamá...

- ¿Por qué cada vez que te veo me siento aún más decepcionada de ti? pienso que es un pasatiempo que tienes, el ver cuánto puedes avergonzarme.

solo está estresada por su última colección- me digo mentalmente- ella me quiere y quiere lo mejor para mí.

Entiendo que estés molesta conmigo, tiene una nueva colección que está a punto de salir y algunas revistas hablan sobre mi compromiso fallido y como mi ex prometido, está ahora en prisión por delitos de cuello blanco.

¿QUE HUBIERA PASADO SI...?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora