CAPITULO 24

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Sarocha Chankimha

Una vez que me admito a mí misma cuáles son estos sentimientos y que significan; que estoy enamorada de Patricia. Tomo el truco, para nada sano de Yuki, y guardo los sentimientos en una caja.

 Poniéndolos ahí con cuidado y dejándolos en una parte muy oscura de mi mente, dónde me digo que estarán a salvo y yo puedo seguir estando segura con mis barreras en alto.

-No hagas eso- me regaña Yuki.- No es bueno para ti.

-Pero, ¿Qué más puedo hacer? Admitir mis sentimientos y, ¿luego qué? Si en el mejor de los casos - ni siquiera me gusta pensar en ello para no bañarme en ilusiones.

- Patricia podría sentir lo mismo, incluso ahí, las cosas no funcionarían, Aon no lo permitiría, y por más egoísta que sea, no puedo arrastrar a Patricia a este infierno. No sería justo permitir que la oscuridad que me envuelve empiece a absorber su luz, como lo hacen los agujeros negros.

De todas formas, Patricia está con Spencer y es feliz con él.

Tan feliz que me duele y me siento mal por sentirme de esta manera porque ella es mi mejor amiga y debería estar feliz al verla siendo feliz. No debería tener está clase de sentimientos burbujeando dentro de mi pecho, pero los tengo y por más que intento no puedo deshacerme de ellos.

El resto de pensamientos se atascan en mi mente cuando un aroma demasiado familiar flota sobre mi nariz. 

Bajo el vaso con la bebida que llevo demasiado tiempo contemplando y giro mi cabeza para saludar a rostro familiar que pensé que no volvería a ver.

Charlotte.

Por supuesto que ella estaría aquí, es asistente legal de Silver Lab. los laboratorios de la familia de Spencer.

-Ha sido un tiempo -murmura con esa sonrisa brillante que lograba eclipsar todo lo demás.

Oh, Charlotte, ¿Cómo me puedes seguir sonriendo de esa manera después de que rompí tu corazón?

-¿Ya te vas?

La pregunta de la mujer que descansa en la cama aún algo adormilada me hace mover la cabeza en su dirección.

-Sí, lo siento.

Charlotte, se sienta en la cama y la familiaridad de sus gestos mientras se quita los vástagos del sueño, encienden una alerta en mi cabeza recordándome que esto ya ha ido más allá de algo casual.

-¿Por qué te estás disculpando? No tienes que disculparte cada vez que me dejas.

Lo sé, lo entiendo muy bien y no soy de las personas que se disculpa, en realidad casi nunca lo hago, pero Charlotte suele ser la excepción a esa regla. 

La dulce, buena y desinteresada Charlotte, quién nunca me exige más de lo que puedo dar.

Sé que no tengo que disculparme con ella por irme, pero al mismo tiempo, siento que necesito hacerlo. 

Porque de alguna manera quiero que ella sepa que me disculpo por no elegirla cada vez, por dejarla cuando sé que ella quiere que me quede y yo quiero quedarme. Una disculpa por amarla en secreto y no de forma abierta como Charlotte lo merece.

Lo siento por no darnos una oportunidad real -es lo que quiero decir y jamás digo.

-Es bueno verte de nuevo, Sarocha -saluda y mueve su cabeza hacia el barman. - Tomaré lo mismo que ella está tomando.

Sonrío y vuelvo a mirar la bebida en mi mano, tratando de reprimir el impulso de preguntarle cómo está. Porque no tengo derecho a saber sobre ella, no después de la última noche que pasamos juntas.

¿QUE HUBIERA PASADO SI...?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora