Capítulo seis

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Se sostiene de las paredes tratando de no caer, mientras intenta avanzar, pero a cada paso que da el dolor es más y más intenso. Casi no siente sus piernas y necesita urgentemente llegar a la cama.

No para de sollozar bajito y cuando por fin llega a la puerta de su habitación toma el picaporte y la abre metiéndose lo más rápido que su cuerpo le permite.

Tras dar unos pasos vuelve a caer al suelo y suelta un grito de dolor, se muerde el labio hasta hacerlo sangrar, y luego de suspirar un poco vuelve a intentar levantarse, esta vez se sostiene de la cama y logra caer sobre esta.

- ahg...- se lamenta tocándose el estómago. Nunca había sentido un dolor tan fuerte, su cuerpo está destruído, se siente sucio, usado, como un juguete roto.

Solloza por lo que parecen horas, a pesar de que está agotado no puede dormir, el dolor y el miedo no se lo permiten.

Se siente tan destrozado que solo quiere dejar de existir.

Pero entonces, en un intento de escapar de esa oscuridad, se mete en su cabeza buscando un recuerdo bonito para no pensar, para salirse de la realidad.

Lo primero que se le viene a la cabeza es la imagen de una mujer de cabellos castaños como los suyos, delgada, con una hermosa y dulce sonrisa.

Su mamá.

No tiene muchos recuerdos de ella, por alguna razón su mente ha bloqueado la mayoría de los momentos en los que estuvo a su lado y eso lo hace sentir enojado, lo hace odiarse a si mismo, a su estúpido cerebro por ser tan mediocre.

¿Por qué tuviste que olvidarla?

Se preguntaba muchas veces a sí mismo.

¿Por qué tenía que olvidarse de lo único bueno que había tenido en su vida?

Los recuerdos sobre ella eran vagos y poco claros.

Recordaba su rostro, recordaba su hermosa sonrisa, recordaba algunos de sus abrazos. Recordaba incluso un momento preciso, uno en el que ella le hablaba sobre estrellas. Había estrellas en el techo de algún lugar del cual no se acordaba, y ella se las señalaba mientras le hablas de ellas, pero no podía recordar que era lo que decía, lo había olvidado.

Quería con todas sus fuerzas mantener esos pocos recuerdos, quería meterlos en una cajita de cristal y protegerlos como si fueran su mayor tesoro. Pero no podía hacer eso y sentía que cuánto más pasaba el tiempo, los recuerdos iban desapareciendo, en algún momento no quedaría nada.

Se acurrucó más sobre si mismo, tratando de obtener un poco de calor, pero el frío de la soledad lo golpeaba sin piedad, haciéndolo sentir miserable.

Pero entonces otro recuerdo llegó a su mente.

Uno que lo hizo sorprenderse a sí mismo pues era nuevo.

El de esos ojos verdes. No podía dejar de pensar en ellos y en ese momento por alguna razón... Se sintió como un consuelo. La manera en que lo miró, diferente a como lo hacía el resto. No había asco, no había desprecio en su mirada.

Por supuesto, no sabe lo que hago.

Pero por más que no lo supiera, tampoco había parecido importarle su apariencia. A cualquier otra persona le habría dado vergüenza entrar en un lugar público con alguien como el. Pero ese chico... No solo lo había llevado, le había dado de comer, le había hecho preguntas y no se había desesperado cuando tardó en responderlas.

Se dió lástima a si mismo al darse cuenta de que era la primera persona que lo había tratado así de bien en toda su vida.

Era una tontería, solo lo había alimentado porque lo había visto más flaco que un alambre pero... También lo había salvado de aquellos tipos que querían golpearlo. Lo había ayudado a escapar y se había preocupado por llevarlo a casa.

Inocente (BL)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora