Capítulo dos

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— ¿Y esta?

— es exactamente igual a la que me mostraste hace cinco minutos.

— ¡Agh!— la chica suspira fastidiada volviendo al armario para seguir buscando algo que ponerse.

Leandro por su parte suelta una risa y vuelve a su teléfono para seguir pasando las publicaciones de manera distraída.

Su amiga era la peor persona a la hora de salir, se demoraba como mínimo una hora en maquillarse, y luego estaba el dilema de buscar que ponerse. Llevaba ya unas tres horas en la casa de la rubia y esta todavía no estaba lista para irse.

— ¿Te escribieron los chicos?— preguntó la rubia mientras tiraba más y más ropa al suelo. Leandro estaba realmente sorprendido con la cantidad de prendas que tenía.

El con sus dos pantalones y cuatro remeras estaba más que satisfecho.

— si, ya están en la fiesta y de hecho me están preguntando por qué nosotros aún no estamos allá.

— pues diles que estamos en un problema serio, ¡No tengo nada que ponerme!

— Aisha tienes unas cuatrocientas prendas de ropa, ¿¡Cómo es posible que no tengas que ponerte!?

— pues no sé pero lo es. — suspiró con fastidio.— dios es que nada combina, tal vez debería buscar otro vestido...

— ah no, eso sí que no.— Leandro se puso de pie rápidamente y se acercó a su amiga.— has estado una hora para elegir ese vestido, ni loco dejo que te lo quites.— Aisha rodó los ojos y se cruzó de brazos mientras veía a su amigo revolver la ropa, poco después lo vió levantar una chaqueta de cuero que ni siquiera sabía que estaba ahí.— ¿Que te parece esta?

— ¡Es perfecta! — la rubia tomó la chaqueta dando saltitos y corrió a mirarse al espejo para ver cómo le quedaba. Leandro sonrió suspirando de alivio pues al fin podrían irse. Su amiga volvió para tomar su rostro y darle besos en las mejillas haciendo fruncir el ceño con desagrado.— te amo, te amo, te amo. ¿Te he dicho ya que eres un genio?

— no necesito que me lo digas amiga mía, sé que lo soy.— sonrió.

— ay ya, bájale a tu ego.— La chica tomó su pequeño bolso y metió las últimas cosas que necesitaba, luego miró a Leandro.— ¿Nos vamos?

— dios... Por fin.— se dió la vuelta para ir hacia la puerta de la habitación.

— no exageres, ni que hubiera demorado tanto.

— caro, solo fueron tres horas metido en tu habitación, viendo como buscabas una maldita chaqueta.

Su amiga soltó una carcajada y ambos bajaron las escaleras. Se despidieron de los padres de la chica antes de salir y luego fueron hacia el coche aparcado frente a la casa. Leandro se subió en el asiento del conductor y Aisha a su lado.

Arrancó de inmediato pues ya iban llegando bastante tarde. Estiró su mano para poner algo de música mientras la rubia se miraba al pequeño espejo y se retocaba nuevamente el maquillaje. En un momento sacó un frasco de perfume y se roció con este. Leandro no tardó en arrugar la nariz.

— ¿Podrías no ponerte eso dentro de mi coche?— dijo tras bajar la ventanilla.

— ¡Ash! Felipe siempre apesta todo con el olor a cigarrillo y no le dices nada hipócrita.

— el fuma en la parte trasera y con las ventanillas abiertas. Además no es lo mismo.

La discusión duró casi todo el camino, aunque era algo normal con su amiga,  así funcionaba su relación con ella.

Inocente (BL)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora