Capítulo trece

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El viernes por la mañana, Aaron ya no podía más de la emoción.

Leandro le había dicho que lo esperaría ese mismo día con las cosas para comenzar a enseñarle, y desde que se había marchado, no podía hacer sino contar los minutos para volver a verlo.

— Aaron quédate quieto.— se quejó con voz somnolienta Dominic, quien intentaba dormir a su lado.

Hace rato que el menor no paraba de moverse en la cama, demasiado ansioso como para dormir, a pesar de que llevaba muchas horas sin hacerlo.

Trató de hacerle caso a Dom pues no quería molestarlo, así que se dió vuelta para quedar boca arriba mirando el techo.

Hubo un momento de total silencio, pensó que Dominic se había vuelto a dormir pero entonces este le habló otra vez.

— ¿Te pasa algo?— llevó su mano a la barriga del menor para darle una pequeña caricia.— has estado muy inquieto.

Emocionado Aaron se volvió a girar para quedar frente al pelinegro.

— Dom... Si te cuento un secreto, ¿Prometes no decirle a nadie?— esto fue suficiente para terminar de despertar al mayor, quien dobló el brazo y apoyó la cabeza en la mano, poniendo total atención al menor.

— ¿Que sucede?

Aaron bajó un poco la mirada y comenzó a jugar con el cordon que había en el fino buzo del contrario, entonces empezó a contarle.

— es que... El otro día, cuando Patrik se enojó y nos mandó a trabajar, no conseguía dinero, así que me metí en una fiesta a intentar conseguir algo.

El rostro de Dominic cambió al oírlo.

— Aaron, te he dicho que no hagas eso, es peligroso, además está mal y si Patrik se entera te va a matar.

— ¡Lo sé!— se apresuró a asegurar.— y prometo no volverlo a hacer. Pero ese no es el caso, el caso es que me descubrieron, así que tuve que correr y esconderme. Pero entonces me encontró el primer chico al que le robé, pensé que me iba a matar pero... ¡Me ayudó!— se sentó en la cama dando pequeños saltitos de emoción sin dejar de mirar al mayor.— ¡Y me llevó a comer comida muy rica y... Y... Probé algo que se llama Coca-Cola por primera vez! Y es... Muy rica, aunque se sintió raro, pero es rica y... Luego me fuí porque me dió miedo, pero entonces el me volvió a encontrar el otro día, y me ayudó, y me volvió a dar de comer y no me hizo hacer nada a cambio.— la emoción crecía con cada palabra que decía.— Trabaja en una librería Dom y... ¡me dijo que me va a enseñar a leer!

Dominic también se sentó, sin embargo el no parecía tan enamorado como el más pequeño, tomó sus manos para tratar de calmarlo y lo miró con seriedad.

— Aaron.— su voz sonó tranquila, pero la preocupación era evidente en ella.— ¿Me estás diciendo que te dió de comer, te ayudó después de que le robaste y aún así no te pidió nada a cambio?— el castaño asintió.— Aaron lo mejor es que te alejes de el, puede ser peligroso, ya sabes como son los clientes y aunque aún no te haya pedido nada no significa que no lo hará, necesito que tengas cuidado.

— no Dom, no lo entiendes.— negó el menor.— el no es así, no es como los otros clientes, no me hizo daño, ni me dijo cosas feas ni... Bueno, en realidad el no sabe lo que hago, pero eso no es lo importante, ¡lo importante es que voy a aprender a leer!

Dominic quiso seguir discutiendo hasta hacerlo entender, sin embargo, al ver su carita, no fue capaz de arruinar su sonrisa, no cuando eran pocas las veces que lo veía feliz, no tenía corazón para hacerlo.

Soltó un suspiro resignado y lo acercó más a el.

— solo ten cuidado, ¿Si?— Aaron dudó pero finalmente aceptó y eso fue suficiente para Dominic, quien luego de darle un beso en la frente volvió a acostarse.

— ahora vamos a dormir un rato más, aún es muy temprano para salir a trabajar, y con este frío no habrá nadie en la calle.

El menor se acostó a su lado y ambos se abrazaron para combatir un poco el frío que tenían.

La tranquilidad no duró mucho, ya que tras escuchar unos ruidos en la sala supieron que era momento de levantarse y salir a trabajar antes de que Patrik fuera por ellos.

Ambos chicos salen de la habitación, caminan por el pasillo hasta llegar a la sala para irse, pero entonces notan que Patrik está allí, y no está solo.

En el sofá largo de color negro como la mayoría de los adornos del apartamento, hay dos hombres además de su chulo.

Aaron, que venía un poco más atrás de Dominic, no puede evitar esconderse un poco detrás de este al verlos, pero sabe que no puede quedarse allí, y que inevitablemente tendrá que pasar por su lado.

Sin embargo no llega a moverse porque siente la mirada de Patrik sobre el, cosa que lo paraliza aún más y lo hace encogerse en el lugar.

— trae unas cervezas de la heladera.— le ordena con voz autoritaria.

Aaron tiembla un poco pero se apresura a obedecer, mientras va a la cocina escucha como Patrik le dice a Dominic que se largue, y luego la puerta cerrarse. El terror que lo invade lo hace querer tirarse por la ventana con tal de salir de ese lugar.

Traga saliva y toma las tres botellas de cerveza congeladas, camina hasta la sala deseando no llegar nunca.

Los tipos lo miran de arriba a abajo mientras se acerca.

Primero le entrega la cerveza a Patrik, luego hacia el hombre a su lado, pero cuando va a dársela al tercero este la toma, pero también lo hace con su brazo, dándole un tirón que lo hace caer sobre sus piernas.

La angustia crece dentro del cuerpo más pequeño.

— ¿Este es el puto que nos prometiste, bro?— pregunta el tipo mientras no para de toquetearlo.

La mirada desesperada de Aaron va hacia Patrik, quien lo mira por un momento mientras le da un trago a su cerveza, después asiente.

— es todo suyo, pueden disfrutarlo todo lo que quieran, para ustedes es gratis.

— que generoso.— sonríe el otro llevando una mano a la pierna del castaño para darle un fuerte apretón.— no está nada mal, mira esa carita de niño que tiene.

— que te puedo decir, es mi mejor adquisición.— comenta Patrik y vuelve a darle un trago a la bebida.

— dime, ¿Cómo conseguiste que te lo dieran a ti? Por lo que tenía entendido este era de los vip.

— lo es, y justo por eso me lo dieron, no hay nadie mejor que yo para encargarse de una joyita como esta.

Aaron no entiende nada de lo que hablan, pero tampoco se concentra mucho en hacerlo, simplemente se esfuerza en quedarse quieto mientras los - aparentemente amigos de Patrik - no paran de tocarlo.

Pronto el tipo que lo tiene en sus piernas se levanta y no se molesta mucho en sostenerlo, solo lo toma de la ropa y lo arrastra por el pasillo hacia las habitaciones seguido por el otro.

Lo que sigue es algo a lo que está acostumbrado, pero que le duele más que nunca, ya que mientras lo hace con esos hombres no puede parar de llorar, se siente angustiado porque a medida que pasan las horas y cada vez recibe más golpes por el llanto, sabe que será imposible poder ir con Leandro.

— ¿Por qué lloras puto? Ya estás acostumbrado a esto.— se burla uno de ellos.

Cuando por fin se marchan, nuevamente dejándolo destrozado, se apresura a levantarse de la cama, sosteniendo su dolorido estómago y camina entre llanto hasta su habitación, dejando un rastro de sangre por el camino.

Llega a su habitación y entre llanto, cargado de angustia, culpa y asco se acuesta boca abajo.

— m-mamá...



Inocente (BL)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora