El castaño camina por las calles de manera distraída, el día de hoy el sol se ha presentado luego de varios días y aunque hace mucho frío, se siente un poco más agradable.
Habían varias personas por la calle, todas caminaban tranquilas y en sus mundos, como era costumbre.
Pero Aaron podía notar como estás se hacían a un lado cuando pasaba, como lo miraban con asco, como lo despreciaban. La mayoría de las personas de ahí sabían lo que hacía, todos conocían a los putos que caminaban por esas calles, ofreciendo su servicio a cualquiera que quisiera darles un poco de dinero.
Caminó hasta una esquina en la que daba mejor el sol, allí pudo ver que había un rubio parado. Un chico delgado y medio alto, de masomenos su edad.
Se acercó a el y cuando este lo notó le sonrió. Estaba recostado en una pared, comiendo un trozo de sandwich que muy seguramente había sacado de algún basurero.
— hola Aroncito.— lo saludó.
— hola Brandon.— se recostó a su lado mirándolo.
Brandon también lo miró, luego miró su comida y partió un pequeño trozo que le ofreció, Aaron se apresuró a aceptarlo y ambos comieron.
— ¿No tienes mucho trabajo hoy?— le preguntó el rubio.
Negó aún masticando el trozo de sandwich duro y rancio pero que a ellos les sabía como un manjar.
— tuve dos clientes hace un rato.— comentó
— ah, yo tuve varios también. Supongo que ahora que el clima está un poco mejor va a mejorar el trabajo, o eso espero porque sino estamos perdidos.
Aaron sabía que tenía razón, normalmente la clientela tendía a aumentar en los días más agradables, ya que era cuando la gente andaba en la calle y los veía. Sin embargo durante los tiempos de heladas, los unicos que andaban afuera vagando eran los chicos que buscaban dar servicios para no recibir una paliza por la falta de dinero.
El invierno era crudo para todos ellos, pero por suerte ya quedaba poco de este.
La tranquilidad momentánea llegó a su fin cuando una voz irrumpió con la agradable conversación.
— ¿Que mierda están haciendo acá parados?— preguntó con tono amenazante el hombre que acababa de llegar.
Aaron se apartó de la pared de inmediato y se quedó parado con la vista baja. La reacción de Brandon sin embargo fue bastante más tranquila, también se apartó de la pared pero lo hizo más lento.
— no hay clientes todavía.— le comentó al chulo que acababa de llegar.
Dragan era un hombre grande, de fuertes brazos y cabello canoso, un poco de barba y hombros anchos.
El era el dueño de cierta parte del negocio, todo funcionaba de manera dividida, incluso los prostitutos, mientras que Aaron le pertenecía a Patrick, Brandon era de Dragan. Aunque eso no significaba que los demás chulos no pudieran darle una paliza a los putos de los otros, todos tenían total control sobre todos, la diferencia estaba en la persona a la que los chicos llevaban su dinero su final del día.
— ¿Que es esa mierda de que no hay clientes?— se acercó de manera amenazante a Brandon y lo tomó bruscamente del brazo.— aquí parado no los vas a conseguir, así que te vas a ir un rato al club.— antes de llevárselo se volvió hacia Aaron.— tu ponte a trabajar si no quieres que le diga a Patrick que andas de vago.
Tras decir eso se marchó, Aaron no se atrevió a moverse hasta que el chulo hubo desaparecido de la esquina.
No le agravada para nada ese tipo, y no se trataba solo de que fuera uno de los hombres que lo prostituían, ese hombre tenía algo en especial que lo hacía sentir realmente nervioso. Tal vez era la forma en que lo miraba, en ocasiones lo pillaba mirándolo de manera extraña, distraída, como si pensara en algo mientras observaba su rostro. Eso le daba mucho miedo.
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Inocente (BL)
RomanceToda su vida ha sido igual desde que tiene memoria. Viviendo bajo un constante maltrato, vendiendo su cuerpo a desconocidos cada día para sobrevivir, para complacer al monstruo que lo tiene atrapado en sus garras. Aaron piensa que nada puede mejorar...