Capitulo 13 -La no primera cita.

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Cuando desperté me encontré en la misma posición en la que me había dormido, sobre Rus con
sus dedos acariciando mi espalda y su otra mano
entrelazada a la mía. Abrí lentamente los ojos
para acostumbrarme a la luz que entraba por la
ventana y me retorcí un poco.

levanté la cabeza, miré a mi alrededor y la volví
a enterrar en la curvatura de su cuello, soltando
un leve gruñido. Sentí una ligera vibración que
me indicó que Rus había soltado una leve
carcajada.

–Buenos días –dije sin salir de mi escondite.

Rus, a modo de respuesta, dio dos apretones
suaves en la mano que tenía agarrada. Era la
primera vez que dormía con ella y que cuando
me despertaba a la mañana siguiente, estaba
a mi lado, despierta.

Desenterré mi cabeza de su cuello, le di un
besito en la barbilla y extendí el brazo hacia su
mesilla para alcanzar mis audífonos. Al darse
cuenta, Rus los agarró por mí.

–Bienvenida a la vida –saludó cuando me los
puse.

–¿Qué hora es? –hablé con la voz más ronca
de lo que me gustaría.

–Aún tenemos tiempo, tranquila.

Asentí tratando de espabilarme un poco más.

–¿Tú es que nunca duermes? –protesté
acomodándome sobre mis brazos para poder
mirarla mejor–. ¿No serás una especie de
vampiro o algo así?

Creo que nunca había visto a Rus dormir. Siempre
se levantaba la primera y se acostaba la última.

Al parecer, mi comentario la hizo reír.

–A ver... –con una mano apartó mi pelo
poniéndolo sobre mi espalda y, tomándome de
la barbulla, comenzó a examinarme. Estaba muy
confusa –, tienes el cuello libre de marcas, así
que no, no soy un vampiro.

–Muy graciosa –aparté su mano con un
golpe suave.

–Claro que duermo –habló esta vez en serio–,
pero recuerda que tengo problemas para dormir.

Era cierto, Rus me comentó sobre eso mi
primera noche aquí.

–¿Y no te tomas la pastilla?

–Hace ya un tiempo que no.

Su respuesta me hizo arrugar el ceño.

–¿Por qué no?

–Porque, aunque no me veas, estoy empezando
a dormir mejor –una sonrisita traviesa apareció
en su rostro justo antes de seguir hablando–. Sobre
todo, si acabo tan cansada como anoche.

Si estáis pensando en que me ruborice, estáis
en lo cierto.

Y claro, Rus al notarlo se rio aún más.

Cabrona.

Saqué la mano de debajo de la sábana dispuesta
a darle un manotazo, pero me detuvo agarrándome
de la muñeca justo antes de que pudiera hacerlo.
Con un poco de fuerza tiró de mí y juntó nuestros
labios.

Soltó mi muñeca cuando se aseguró de que no iba
a intentar agredirla y colocó su mano en mi nuca,
atrayéndome más. Yo, en cambio, sujeté su mejilla.

Creo que podría acostumbrarme a despertar así
todas las mañanas.

–¿Sabes? –dije al separarme–. Yo te tenía que
contar una cosa.

–Cuéntame.

–Ayer conocí a tu amigo Omar –levantó las
cejas al no esperarse esa respuesta–. Y...em...
es simpático.

Inevitable - ruski Donde viven las historias. Descúbrelo ahora