15. Lo siento.

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—¡Abue!

En cuanto terminé de cruzar el umbral de la puerta de nuestra casa, corrí hacia mi abuela, quien me esperaba con los brazos completamente abiertos.

—Mi niña hermosa, te extrañé mucho.

—Yo también.

Traté de hablar entre risas, ya que me tenía agarrada de las mejillas.

—¿Y para tu abuelo no hay abrazo o qué?

Me solté del agarre de mi abuela y caminé hacia él, abrazándolo de la misma manera.

—¿Cómo te fue en el otro lado? ¿Se portaron bien contigo los gringuitos?

Negué con la cabeza mientras reía.

—No tuve mucho tiempo de hacerme amiga de los "gringuitos" —Hice comillas con los dedos— estuve trabajando casi todo el tiempo y en el estadio.

—Ese niño te tiene todo el día ocupada trabajando, vamos a tener que hablar con él.

Mordí el interior de mi mejilla para no hablar de más, ojalá estuviera aquí ahora.

—¿Y yo estoy pintado?

Mi hermano, quien se había quedado estacionando el auto, apareció por la puerta, recibiendo la misma euforia de parte de nuestra abuela.

—¿Abuelo?

Dijo mirándolo, yo arrugué las cejas sin comprender nada de lo que estaba pasando.

El abuelo lo miraba desde su lugar, su semblante era serio y se cruzó de brazos.

—¿Quién te crees tú que eres? Te dije específicamente que no podías ir a ese viaje, sabías que me tenías que ayudar en el restaurante, Alfredo.

—A Juli la dejaste, además no me fui de paseo, fui a trabajar.

—Además —agregué— Fer estuvo aquí, de seguro fue una súper asistente de cocina.

Dije rodeando su hombro con mi brazo derecho, mi prima me miró con una sonrisa de orgullo.

—Si lo fui, así que deja de pelear con él y abrazalo, que abue y yo te vimos lagrimeando mientras limpiabas el cuadro de cuando era pequeño.

Añadió mi prima, haciendo que el abuelo caminara hacia mi hermano a regañadientes.

Alfredo siempre fue el favorito de mi abuelo.

Era algo real y nunca nos había molestado, al contrario, entendía lo orgulloso que estaba de él porque yo sentía lo mismo.

Desde que éramos niños, cuando mi abuelo iba a algún lugar, Alfredo iba también, así de simple.

Después de aquella conmovedora reconciliación, fui con mi prima a nuestra habitación, quería desempacar y contarle todo lo que había estado viviendo estos últimos días, y eso hice.

—¡Lo sabía! ¡Sabía que te gustaba ese mimadito!

Reí mientras ponía mi mano sobre su boca, estaba hablando muy alto y no quería que nadie escuchara, no hasta que pudiéramos hacerlo oficial.

—Tenías razón, Israel es increíble, es un chico muy dulce y me gusta mucho, mucho de verdad.

Ella me miraba con una amplia sonrisa.

—Estoy muy feliz por ti, si encontrar el amor es algo ya de por sí hermoso, ahora encontrarlo en un tipazo como él.

Nuestra conversación fue interrumpida por el tema Girls just want to have fun, de Cyndi Lauper, que indicaba que alguien me estaba llamando.

Aprender a soñar. ||Israel Reyes||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora