21. ¡Qué detalle!

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—Lo siento, me tomaste por sorpresa, es que... ¿Brian?

—Sé que esto es lo último que esperabas que te dijera, a mí también me tomó por sorpresa, nunca pensé que Brian fuera el chico tan dulce y maravilloso que me ha demostrado que es, pero supongo que a veces la vida te da sorpresas gratas.

Dijo mirándome y yo sonreí de lado, sabía a qué se refería y yo pensaba igual.

—Escucha, Israel y yo...

—Lo sé, bueno, no lo sé pero puedo imaginarlo. Te mira de una forma en la que nunca me miró.

Me sentí avergonzada, a pesar de que no estuviera molesta, sentía que habíamos hecho las cosas terriblemente mal.

—¿Entonces?

Dijo alzando ambas cejas, esperando una respuesta de mi parte.

—No sé cómo ayudarte, ¿qué debo hacer?

—Mi padre y el padre de Israel han sido mejores amigos toda su vida, en parte eso fue lo que nos hizo pensar que podríamos funcionar como pareja, el hecho de concernos de toda la vida. Tienes que ayudarme a hablar con Israel y llevar a cabo un plan.

Asentí mientras la escuchaba, me sorprendió lo increíblemente madura que sonaba, estaba decidida y eso era algo que siempre había admirado de alguien, que luchara por lo que quería.

—Gracias por todo.

Dijo en cuanto llegamos a la puerta, después, contra todo pronóstico, me envolvió en un abrazo.

—No tienes nada que agradecer, te mereces ser feliz con la persona que amas.

—Tú también.

Dijo guiñándome un ojo y saliendo de la casa, yo solté un suspiro pensando en todo lo que se venía.

Samantha me había contado de arriba a abajo la vida de Israel y de ella, ahora sabía porqué Israel nunca hablaba de su padre.

Habíamos acordado en hacer una intervención en su casa, poner las cartas sobre la mesa y convencerlo de hacer lo que Samantha tenía pensado hacer.

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—Buenos días.

Dije saliendo de casa, ella se bajó un poco los lentes de sol y me dedicó una sonrisa.

Subí a su auto y arrancó, pasaríamos por algo para llevar y desayunar, ya saben, para no llegar con las manos vacías.

Todo el camino nos dedicamos a platicar de todo un poco, era una chica increíblemente divertida, ¿quién lo diría?

—¡Te lo juro! Hasta ahora todavía no entiendo lo que significa fuera de lugar.

Dije y ella soltó una carcajada mientras subíamos por el elevador hasta el piso del castaño.

—¿Y que me dices de un saque de banda? Es el término más horroroso que he escuchado, digo, ¿Cuál banda?

Dijo siguiéndome la corriente.

—One direction, tal vez.

—Dios, no digas eso porque me pongo sentimental.

Reímos mientras abría la puerta del departamento.

Claramente nuestras risas se habían escuchado por todo el edificio, porque ahora Israel nos miraba como si estuviera parado frente a dos pacientes de un hospital psiquiátrico.

—¿Samantha? ¿Julieta?

—¿Si?

Respondimos al unísono.

Aprender a soñar. ||Israel Reyes||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora