13: Los Wilson, Logan, Thomas.

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Capítulo trece
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Wilson's, Logan, Thomas.

Era de mañana, el viento soplaba con suavidad y un moreno corría frente a un hermoso y cristalino lago a la luz del amanecer. Estaba relajado, disfrutando de un trote matutino, tratando de olvidarse de ambos rubios con habilidades mejoradas que corrían del mismo modo.

—A tu izquierda. —dijeron al unísono Margaret y Steve—.

En comparación a otras personas, ambos Rogers estaban bien desde los acontecimientos de Nueva York. La menor, gracias a su padre, no había estado tan presente en la batalla de Nueva York y no tuvo un rol importante, pues, solo tenía diez años en ese entonces. Hace dos meses que cumplió doce años, y los trotes con su papá y Sam eran su actividad favorita.

Después de algunos estudios, se pudo comprobar que el suero del súper soldado corría por las venas de la hija menor de Steve Rogers, por lo que había adquirido gran parte de sus mejoras. Desconocía de su madre todavía, pues Steve no creía correcto exponer a Margaret a su madre y a la vida que la involucra, pues a su pensar, con el es demasiado.

Siguieron corriendo por un par de horas, ambos Rogers manteniendo un ritmo veloz, sin cansarse ni un poco. Sam, en cambio, buscaba con desesperación un respiro comparado a la rapidez de Steve y su hija.

Ahora estaba apoyado en un árbol, su suéter sudado.

Steve vestía una camiseta ajustada gris con unos pantalones azules. Peggy, por otro lado, vestía una camiseta lila inmensa con shorts deportivos y sus mechones rubios agarrados en una coleta baja.

—¿Llamo a un doctor? —preguntó Steve con humor—.

—Necesito pulmones nuevos.. —respondió sin aliento Sam—.

—Y unas piernas nuevas también, S. —agregó con una sonrisa divertida Margaret—.

Wilson soltó una respiración algo agitada y asintió.

—Oigan.. corrieron no se cuantos kilómetros en treinta minutos.

—Si, salimos tarde.

—El Capuchino no te espera, ¿Sabes?

...

El apartamento que habían alquilado los Wilson era bastante desordenado, lo primero que Logan y Elizabeth vieron al entrar fueron una numerosa cantidad de juguetes sexuales, cajas de pizza sin terminar y latas de soda. Los ojos de Liz subieron hasta llegar al sofá donde ambos Wilson estaban recostados.

Wade tenía su traje puesto a excepción de la máscara, que yacía en el suelo. May, en cambio, estaba sentada con las piernas algo abiertas mientras usaba su teléfono, que impactó con el sofá cuando vio a ambas personas.

—¡Lizzie, Tío Wolvie! —exclamó y corrió a los brazos de Logan, quien no hizo ningún movimiento a su toque—.

—¿Terminaste? —cuestionó Wolverine con sarcasmo—.

Wade rodó los ojos.

—¿Qué tal, Liz? —le preguntó Wilson a Stark—.

—Podría estar mejor, Wade.

—¿Quieres una sesión de masajes bien adentro? —se acercó May con picardía a ella—.

SUS HEREDEROS¹ || 𝐌𝐀𝐑𝐕𝐄𝐋Donde viven las historias. Descúbrelo ahora