Capítulo dieciocho
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Hospital—Claro, porque eso nos da tanta información. —espetó el padre de Elizabeth, rodando sus ojos con sarcasmo—.
—Mira, si solo viniste con ese mal genio puedes irte, ¿Sabes? Estaba bastante bien con Adela.
Anthony se cruzó de brazos nuevamente, frunciendo el ceño y acariciando su cien con irritación, tratando de calmar la tensión palpable en el aire que los atormentaba y hacía sentir pequeños.
Podía verla, lo que era un bálsamo a su alma. Podía ver sus hebras castañas recogidas en una coleta baja, sus ojos marrones donde el siempre se veía reflejado. Veía las delicadas facciones de su rostro, idénticas a las de su madre y esa mirada naturalmente fruncida que había heredado de su persona.
Intentaba imaginarse a su nieto, intentaba conocer de él pero cada vez que traía el tema Liz lo evadía. Tony solo conoció a su nieto una vez antes de la disputa con su hija y le es imposible imaginar el dolor y la angustia que tuvo que sentir al dar a luz a un individuo tan pero tan joven.
Elizabeth tenía sus nudillos contra el borde del asiento del inodoro, soltaba diversos gemidos para que todo el vómito espeso y amarillento abandonara su interior. Sus ojos cerrados y su respiración irregular mientras su garganta dolía expulsando su almuerzo, mientras ella sufría un terrible dolor estomacal.
Pepper se encargaba de tomar su cabello con su mano derecha, la izquierda tapando su nariz para evadir el insufrible aroma de los desechos de la adolescente, que ya había pasado una semana de esta forma.
La rubia rezaba porque no fuera lo que ella estaba pensando. Luego de los atroces y desagradables acontecimientos de Vanko, donde ya se sabía que Liz había sido abusada y maltratada, solo podía esperar lo peor. No obstante, quería mantenerse con expectativas positivas y no imaginarse la asquerosidad que se ampliaba en su mente.
Soltó las hebras color chocolate de la menor, que tomó aire y escupió un poco en el lava manos, para lavar sus labios y hacer buches de agua limpia para deshacerse de los restos. La lengua algo rojiza de Liz pasó por sus dientes y dejó que un suspiro escape de sus labios.
—Ve a tu cuarto, ¿Si? —indicó Potts—.
Elizabeth asintió a medias y se fue, dejándola en el baño. Después de que el vómito se sumerja por el inodoro, limpió un poco la habitación para dirigirse al taller de Tony.
Presionó la contraseña del millonario y se introdujo dentro del amplio espacio, rebalsado en Rock de los 80's mientras el castaño ajustaba la bota metálica de una Mark.
Virgina apagó la música.
—¡Hey! Estaba escuchando eso.
—Exacto, estaba. —indicó Pepper—, Tony, es sobre Liz. Tenemos que hablar. —Stark hizo un ademán con su mano para que tome asiento—. Creo que puede estar..
Suspiró.
—Tony creo que puede estar embarazada. —finalizó—.
El sonido de la puerta de la fría habitación de María sacó a Anthony de sus recuerdos y a su hija de sus pensamientos. William entró con Thomas en brazos, y al progenitor de Elizabeth casi le falta el aire.
Su nieto era idéntico a su hija, solo que sus grandes ojos marrones eran algo rasgados, una pizca de rasgos asiáticos en sus facciones. Sintió sus ojos picar. ¿Por qué William sabía de él? ¿Por qué había tanta confianza entre su nieto y el hijo de Banner?
—¡Mami! ¿Qué te pasó? —la tierna y preocupada voz de Thomas infestó sus oídos con cariño, el niño se sentó sobre el regazo de su madre, quien lo acomodó para estar más cómoda—.
—Tuve un accidente, bebé, pero Mami ya está bien, ¿Okey? —le dijo Elizabeth poniendo su mejor cara, Thomas se Ferro a ella, ocultando su rostro en el pecho de su madre con protección—.
Will sonrío un poco, consternado por el estado de la menor. Luego de dedicarle una mirada a Tony asintiendo un poco como saludo, se acercó a Elizabeth.
—¿Cómo estás? —inquirió Banner con un murmuro, colocando una mano en el cabello de Liz y enredando sus dedos en este para peinarlo con gracia—.
Ella hizo una mueca.
—Quiero estar en casa. —mencionó Liz, algo desanimada—.
William suspiró. Sabía cómo era la menor y la poca paciencia que conllevaba. Sabía cómo la frustraba no ayudar a los demás y no sentirse suficiente para quienes la rodean, como ella siempre tenía la necesidad de estar para todos siempre por más de que casi nadie esté siempre para ella.
—Tranquila, solo te quedarás aquí unos días.. ¿Si? Luego saldrás de aquí y estará todo bien.. —le aseguró el castaño y luego miró a Stark—. Señor Stark, tanto tiempo.
—William. —saludó Tony—. Yo.. ya me iré.
Elizabeth le dedicó una mirada, Thomas se había quedado dormido.
El mayor de los cuatro presentes se retiró de la habitación luego de despedirse con una tensa formalidad. William se sentó frente a la cama donde estaba Liz, quien aún tenía a su hijo en sus brazos. El joven la miraba, una pequeña sonrisa en sus labios mientras sus ojos se clavaban en ella.
—Estaba muy preocupado. —mencionó William, hablando de Thomas—. Bueno, estábamos. Cuando Adela me dijo yo.. Dios, no tienes idea de lo preocupado que estaba.
Busco las palabras para continuar.
—Lo siento. —murmuró, ella alzó una ceja, sin comprender su disculpa—. Lo siento.. yo, prometí protegerlos, protegerte. Quería hacerme cargo de que no sufrieras más desde Nueva York y.. ya la primera amenaza que se cruza te lleva a un hospital.
—No es tu culpa, Will-
—Yo lo siento así, ¿Okey? Tuve que haber estado ahí, tuve que haber respondido a los mensajes de alerta que llamo Fury pero hice oídos sordos. No estuve, y eso desencadenó esto.
Elizabeth podía percibir su frustración, toda la culpa infestada en su grave y adolorido tono de voz. Liz quería quitarle toda la culpa, todo el dolor que lo acobijaba, pero se sentía incapaz.
Estiro el brazo que Thomas no aplastaba con su diminuta figura para que William tomara su mano. El lo hizo, y el pulgar de la femenina acarició el dorso de la mano de Banner, quien le dedicó una pequeña sonrisa en respuesta.
—Te amo, Lizzie.
—Yo también, Will.
FIN DEL CAPÍTULO
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SUS HEREDEROS¹ || 𝐌𝐀𝐑𝐕𝐄𝐋
Science Fiction࣪˖ . ֺ ָ ֙⋆. 𝑺𝑼𝑺 𝑯𝑬𝑹𝑬𝑫𝑬𝑹𝑶𝑺 𝘶𝘯𝘢 𝘩𝘪𝘴𝘵𝘰𝘳𝘪𝘢 𝘥𝘦𝘭 𝘶𝘤𝘮 Hijos de los Vengadores, de villanos, entre otros. Nadie se imaginaba que tantas personas importantes ya hayan tenido decendencia, pero aqu...