15: De nuevo en el camino

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Capítulo quince
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back on track

Después de una conversación prolongada con Sam, Margaret y Steve Rogers fueron detenidos por un automóvil oscuro con dos pelirrojas dentro, una conduciendo y la otra utilizando una tableta donde ingresaba algunos números. Steve sintió su estómago revolverse de forma incómoda y Peggy lo miró, extrañada.

Natasha bajó la ventana del coche.

—Hola, caballeros. ¿Alguno conoce el Smithsoniano? Tengo que pasar por un fósil.

—Que graciosa. —dijo el capitán tomando la mano izquierda de su hija menor para dirigirse al vehículo—. Siéntate atrás Peg. —agregó dirigiéndose a Margaret quien se sentó al lado de Deborah—.

La pelirroja menor la miró por unos segundos, analizándola.

—Creciste demasiado. —dijo Debbie revolviéndole un poco el cabello, Margaret rió por lo bajo—.

Aunque la menor desconocía del parentesco que tenía con Deborah, no podía evitar sentirse conectada con ella. Y, aunque Deb no podía decirle la verdad, apreciaba a grandes cantidades la relación de "amigas" que habían construido con los años, estando al tanto de que Margaret la consideraba una hermana.

—Capitán Rogers. —saludó Deb—.

—Deborah. —saludó Steve—.

El vehículo arrancó, el camino fue silencioso por unos segundos, hasta que Natasha volvió a hablar para comunicarle diversos temas a los Rogers, quienes todavía no conocían de la información que daría. Steve había entrenado a Margaret por esos dos años y consideraba potencial su participación en el equipo.

—Hemos contactado a William, los hijos de Thor, Adela y Elizabeth. No sabemos acerca de la chica que conocimos en la batalla, ¿Recuerdas? La castaña malhablada.

—Si, si.. Acerca de los que has contactado, ¿Qué te han dicho?

—Bueno, William y Adela están adentro. No he oído respuesta de Dahlia y Lars. 

—¿Qué hay de Liz? —preguntó Margaret—.

Natasha suspiró.

—No lo sé, mandó la llamada a buzón unas setecientas veces así que alguno tendrá que contactarla cara a cara. Su ayuda es importante así que la necesitaremos.

...

Steve y Natasha se dirigieron a una misión, tanto Deborah como Margaret decidieron encaminarse a la casa de los Barton después de rastrear la ubicación de Elizabeth. Al llegar, la pelirroja se encargó de tocar la puerta.

—¿Por qué Liz está aquí?

—Es buena amiga de Adela, supongo. —respondió Romanoff—.

William abrió la puerta. Los ojos marrones del chico se abrieron brevemente, sorprendido al ver a ambas después de dos años. Sonrió amablemente. Deborah lo miró por unos segundos, una sonrisa boba formándose en su pecoso rostro.

Will. —susurró risueña—.

—Ah, Deborah, Peggy, hola. —respondió con poco interés sin mirarlas—. Ehm, tanto tiempo. ¿Necesitan algo?

—¿Lizzie está aquí? —preguntó algo emocionada Margaret—.

La sonrisa de William se iluminó al escuchar el nombre de Elizabeth, y Deborah no pudo evitar fruncir el ceño decepcionada. La voz de María resonó en la sala de estar.

—¡Peggy! —exclamó Stark y Margaret corrió a abrazarla, la castaña en otra mano sostenía un vaso de soda —. Estás inmensa, me vas a alcanzar, niña. —le sonrió con calidez, pasando una mano por las mechas rubias de Rogers—.

Luego sus ojos fueron a los de Deborah, y en saludo solo levantó un poco la cabeza.

—Lee estos documentos. —dijo la pelirroja acercándose a ella—.

William cerró la puerta y las siguió un poco, colocándose al lado de María, quien frunció el ceño y negó con la cabeza al ver como intentaban entregarle un archivo.

—No me gusta que me entreguen cosas.. —dijo algo incómoda—.

—A mi no me molesta, así que, cambiemos. —propuso William, le retiró el archivo a Deborah para dárselo a Liz a cambio de su vaso de soda, ella suspiró y abrió el documento—.

—Mira, Romanoff, ya te dije que no vuelvo al equipo.

—Es importante, Stark, ¿No lo ves? Hablamos de un soldado de HYDRA.

¿HYDRA? ¿Y eso que es?

—Es complicado. —respondió evitando la pregunta—. Tienes que hacernos caso, porque.. Bah, ya sabes.

Elizabeth sonrió orgullosa.

—Quiero que lo digas. —mencionó con aires de grandeza—. Vamos, linda, me alimenta el ego.

Deborah rodó los ojos y cruzó sus brazos, Stark apoyó el documento contra el pecho de la mayor quien refunfuñó y mordió el interior de su mejilla.

—Porque te necesitamos. —musitó a regañadientes—.

—Bien dicho.

Tomó su vaso nuevamente, bebiendo del líquido. No lo iba a admitir, pero había extrañado lo insoportable que podía ser Deborah aveces. Claro que le resultaba interesante la misión y lo que sea que sea HYDRA, pero jamás lo diría frente a ella, no era capaz de construir el orgullo de otras personas que no fuesen ella.

Peggy y Deb se terminaron yendo, por más de que la menor no quisiese. Elizabeth cerró la puerta, el documento en sus manos pues la pelirroja se lo había devuelto.

—Yo acepté. —confesó Banner, cruzado de brazos mientras su espalda reposaba en la isla de la cocina—. Hablamos de una amenaza, Elizabeth, sin importar que tan bien me caiga o no el equipo.

—Mira, Will.. después de los eventos en Nueva York no se que me ha sucedido, todo se ha ido desmoronando y.. lo único que le da sentido a mi vida en la actualidad son Thomas, mi trabajo y tu.

Suspiró.

No quiero perderlos.

William se acercó a ella, colocando sus manos en las mejillas de Liz y moviendo sus pulgares con lentitud como mimo. Ella cerró los ojos ante su toque y su frente cayó en el pecho de Banner.

—Ey.. —murmuró, levantando levemente el rostro de la castaña frente a él—. Estaremos bien. ¿Si? Nos cuidaremos entre todos, y no permitiré, que le suceda algo a tu hijo. Ni a ti.

Dejó un beso en la frente de la chica.

—Hagamos esto, Liz. Todo estará bien.
































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SUS HEREDEROS¹ || 𝐌𝐀𝐑𝐕𝐄𝐋Donde viven las historias. Descúbrelo ahora