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———𝗖𝗢𝗠𝗠𝗘𝗡𝗧———

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———𝗖𝗢𝗠𝗠𝗘𝗡𝗧———

Iván se regresó al departamento una vez Andrea subió a su vuelo. Al llegar vio las flores intactas ahí, las tomó con delicadeza y entró al departamento para leer nuevamente la carta. Le dolía leer ese nombre, le dolía tanto que no sabía que hacer.

Sintió tantas emociones, quería poder hacer que Andrea lo ame a él como él la amaba.

Sin pensar, aventó los rosas causando un desastre en el suelo de los pétalos blancos y rosados.

Comenzó a llorar con desesperación, se tiró al suelo mientras veía esas rosas, se sentía culpable por no darle las flores a la chica y solo ignorarlas, pero más por enamorarse.

Siempre pensó ser suficiente para alguien, pero con Andrea no lo creía, sin importar cuanto amor él pueda demostrar, un milagro tendría que pasar para que ella lo pueda amar.

El aire faltaba tanto en esos momentos donde solo se dejaba arrastrar por el mar de sus pensamientos. Era tan asfixiante amar a quien no te ama.

Amarte es una lucha, no un alivio.

Nunca sintió a Andrea como alguien difícil de amar, pero vaya que si era doloroso amarla tanto.

No estaba parando de llorar, amaba a Rodrigo como amigo, pero desearía que Andrea nunca lo hubiera conocido aveces, era uno de los pensamientos por los cuales se sentía culpable. Pero él amaba a Andrea, pero no es capaz de obligarla a amarlo, sabe que nunca lo hará, o no de algo más allá.

Su corazón dolía tanto, sus pulmones ya ni tenían tanto aire por llorar demasiado. Le estaba doliendo como nunca, se había hecho heridas físicas, pero duele más una herida del amor.

Alguien tocó el timbre, Iván se quedó en silencio hasta que nuevamente tocó, se levantó rápidamente del suelo frío para ir al baño y lavarse la cara.

Sus ojos estaban horriblemente rojos de la misma forma que su nariz, incluso sus ojos seguían cristalinos.

Suspiro para ir a la puerta y abrirla viendo la imagen de Rodrigo, la persona a la que menos quería ver.

—Hola... ¿Qué te paso? —pregunto Rodrigo soltando una pequeña risa.

—Nada.

—¿Nada? Pero tienes los ojos más rojos que marihuanero. —dijo—, ah... ¿Paso algo? ¿Dónde esta Andy?

—Pregúntale tú.

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