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———𝗖𝗢𝗠𝗠𝗘𝗡𝗧———

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———𝗖𝗢𝗠𝗠𝗘𝗡𝗧———

SEGUNDO ACTO

Isabel estaba sobando el estómago de su hermana con sus dedos embarrados de una pomada, una vez término de esparcir toda la pomada en la zona del moretón enorme, tomo la venda para comenzar a enrollarla por todo el estómago de la menor.

—Renata, ¿qué pasó? No me has dicho, solo dices que te duele pero no sé qué fue lo que pasó. —habló la pelinegra mientras seguía enrollando la venda.

Renata mordió su labio, tenía miedo de decirle y que algo peor suceda con su padrastro y quee haga daño a Isabel.

—Nada, no paso nada.

Isabel rodo los ojos, conocía muy bien a su hermana como para saber que si sucedía algo,

—Fue Ernesto, ¿no?

Renata quería negar aquello, pero ya sabía que Isabel tenía toda la razón y la idea de lo sucedido. La pequeña miro hacía el suelo sin querer afirmar, pero a la vez afirmando, Isabel sabía muy fácil lo que sucedía.

—Hablaré con mamá, no te preocupes, yo me encargó. —respondió Isabel dándole un abrazo a su hermana, siempre que sucedía hablaba con su madre, pero ella no respondía en nada.

—No, no va a resolver nada hablar con mamá. —comentó Renata—, ella ama a ese señor y nunca lo dejará.

Un silencio quedo entre las chicas, pues aunque no lo quisieran aceptar, su madre estaba ciega por el amor que sentía por Ernesto. Y eso claramente les hacía más daño, por más que le pidieran a la mayor que lo deje, nunca lo haría.

Isabel dejó un cálido beso en la cabeza de la menor, entonces se levantó de la cama adornada con sabanas rosadas para así salir de la habitación.

Estaba furiosa con su madre, porque después de hablar con ella tantas veces no era capaz de cumplir con lo que decía y gracias a eso, Renata salía herida en todas las ocasiones por querer ser capaz de defender a su madre, incluso Renata salía mucho más lastimada por ser una niña y que la pequeña fuerza para ella sea demasiado dañina.

Golpeo la puerta de madera con sus nudillos de forma suave, entonces a los pocos segundos abrió Angélica.

—Hola, Isa. ¿Cómo estás? —sonrió la mayor.

Angélica se cubría todas sus heridas con maquillaje para que Isabel no se diera cuenta, pero era claro que ahora lo sabía y muy bien.

—¿Cuándo vas a dejar a Ernesto? —dijo ella mientras miraba de forma sería a su madre, quien se mostró confundida, incluso un poco nerviosa—, ¿ya viste como esta Renata? Por poco y le hacía mierda las costillas, siempre hablo contigo de este tema, te pido que dejes a Ernesto y me dices que lo harás pero nunca llega ese momento. Antes de que lo dejes, vas a estar muerta por si te sigue golpeando y lo sabes. ¿Por qué dejas que él haga eso?

Comment | CarreraaaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora