"El rescaté".

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Han pasado semanas desde que me encerré en mi casa, sumida en un mar de dolor y desesperación. La muerte de mi familia me ha dejado sin rumbo, sin sentido. No he comido, no he dormido, solo he existido en un estado de zombie.

Me he refugiado en el alcohol, tratando de escapar del dolor, pero solo me ha llevado a un abismo más profundo.

Mi casa es un reflejo de mi alma, un desastre total. He destrozado todo lo que encontré a mi paso, incluyendo mi propio cuerpo.

Los cortes en mis brazos y manos son una prueba de mi desesperación.

En algún momento, mis amigas dejaron cartas en mi puerta, tratando de alcanzarme, pero no las leí. No quería saber nada de nadie, solo quería desaparecer.

Pero hoy, algo cambió. Hoy, Luna entró en mi casa y me rescató de mi propia destrucción.

Me encontró con un trozo de vidrio en la mano, lista para quitarme la vida.

Me abrazó y me habló con una voz suave, me dijo cosas que no entendí, pero que me calmaron.

Me llevó al baño y me ayudó a limpiar mi cuerpo, me dio ropa limpia y me hizo de comer.

Me sentí como una niña pequeña, incapaz de cuidarme a mí misma.

Cuando salí del baño, vi que mi casa había sido limpiada un poco. Me sentí confundida, no entendía cómo había pasado.

Luna me abrazó y me dijo:

May, ¿qué pasó contigo? ¿Por qué no pediste ayuda?-me quedé callada, no sabía qué decir.

Me miró con una mezcla de tristeza y amor, y me dijo:

Mírate, tus padres y tu hermano no estarían felices si te vieran así. Volverás a hacer tu vida, debes seguir con tu vida. Es por eso que si es posible, te ayudaré, te acompañaré.

Me abrazó de nuevo y me sentí segura.

Luego vi que Jamie tambiénse encontraba aquí, me besó y me dijo:

Nunca más, por favor, nunca más-me sentí confundida, no entendía por qué no me di cuenta que estaba allí.

Luna me explicó que Olivia no había querido ayudar, que pensaba que era mejor alejarse de mí.

Me sentí triste, me sentí rechazada.

Pero Paz me acarició el brazo y me dijo:

No te preocupes, Maya, yo no te dejaré de lado y Jamie tampoco. Siempre podrás contar con nosotras.

Me sentí agradecida, me sentí amada.

Por primera vez en semanas, me sentí viva.

Nuevas lágrimas querían salir de mis ojos al recordar la decepción que sentí por Olivia.

Siempre pensé que ella me ayudaría en caso de alguna emergencia, pero no fue así. Por eso, estoy agradecida con Luna, que está aquí ayudándome, aunque apenas estamos afirmando nuestra amistad.

Maya, debemos llevarte al hospital-dice Jamie y me quedo sorprendida.

¿Qué? ¿Por qué?-pregunto.

Porque estás muy delgada y debes ver si no te dañaste algo con todo el alcohol que consumiste-me explica-además, aún estás bajo los efectos del alcohol-agrega.

Me rindo y acepto ir al hospital.

Me llevan en el auto de Juan Carlos, el primo de mi mamá, que resulta ser mi tutor legal. Me siento un poco abrumada por toda la información nueva.

En el hospital, me atienden de inmediato y me dicen que he perdido más de diez kilos en estas semanas.

Me vendan las manos y los brazos, me dan una crema para cicatrices y pastillas para dormir.

El doctor me recomienda un psicólogo y un psiquiatra y decido ir a los dos con un poco de resistencia.

Después de casi dos horas, salimos del hospital y regresamos a mi casa.

Me llevan directamente a la pieza de mis padres, me acuesto y me dan la pastilla para dormir.

Antes de cerrar los ojos, pregunto:

¿Jamie, te puedes quedar conmigo?-ella me mira y asiente-¿Qué día es hoy?-pregunto.

Viernes-responde Luna.

Maya, hoy Jamie se quedará contigo, mañana y todo el fin de semana seré yo la que te cuide-me explica con un tono que me recuerda a mi mamá.

Después de que Luna se va, Jamie se acuesta a mi lado y me abraza.

Me siento segura y protegida.

Jamie, gracias por estar aquí conmigo y perdón por todo-le digo, mi voz apenas un susurro.

Siempre estaré aquí para ti-me responde, su voz suave y reconfortante-no tienes que pasar por esto sola.

No sé qué haría sin ti-le digo.

No tienes que saberlo, porque nunca tendrás que encontrarlo-me responde, sonriendo-estoy aquí para ti, siempre".

Me siento un poco más relajada y cierro los ojos, sintiendo el calor de su abrazo.

Jamie, ¿crees que podré superar esto?-le pregunto, mi voz llena de dudas.

Absolutamente-me responde, sin dudarlo-eres fuerte. Puedes superar cualquier cosa.

Me siento un poco más segura y por fin me dejo llevar por el sueño, sabiendo que Jamie está a mi lado.

Al día siguiente, Jamie y Luna que ya se encuentra en mi casa, me despierta y me dicen que es hora de empezar a ordenar la casa.

Me siento un poco incómoda, pero acepto ayudarlas.

Pasamos el día ordenando y sacando cosas que no necesito. Me siento un poco mejor cada vez que saco algo que me recuerda a mi familia, pero también me siento triste porque sé que nunca los volveré a ver.

Al final del día, Luna me dice que debo descansar y comer mucho porque el lunes debo volver a clases.

Me siento un poco nerviosa, pero acepto el desafío.

Me acuesto temprano, exhausta, pero sabiendo que he dado el primer paso hacia mi recuperación.

"El Largo Camino Hacía La Felicidad".Donde viven las historias. Descúbrelo ahora