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Bakugo entró a la oficina del emperador con algo de nervios.

— Quiero ver a los cachorros, Shoto. ¿Dónde están?— pidió tímidamente.

Todoroki dejó de escribir y observó a su esposo.— Hay algo que debo decirte.

— Después, quiero ver a los cachorros. Deben estar muy asustados y tristes por mi culpa.

El alfa tomó la mano del omega y lo llevó al jardín, caminaron durante unos minutos antes de llegar al lugar donde estaban los cachorros jugando con tres omegas, pero para sorpresa de Bakugo, solo había cinco cachorros. Volteó a mirar a su esposo en busca de una explicación.

— Y, ¿los demás? ¿Dónde están los demás cachorros?

Todoroki soltó un pequeño suspiro.— Cuando fuimos al reino, teníamos planeado capturar a los cachorros antes de empezar con todo, pero no había ningún cachorro en las calles. Un guardia le preguntó a un pueblerino y este le contestó que Kirishima había mandado a matar a todos los cachorros, solo porque él no podía tener un heredero.— sujetó la mano de su esposo con fuerza al ver como en su rostro había una expresión de pánico.— Esos cachorros los encontramos ocultos en los sótanos de algunas casas. Al parecer sus padres los ocultaron de Kirishima, ya que, eran los únicos cachorros que encontramos. Aún así, están muy delgados debido a la falta de alimento.

Bakugo soltó un leve sollozo antes de abrazar a su alfa, se sentía muy mal.

— Cuando entramos al castillo, había miles de cuerpos de cachorros en el calabozo.

— Kirishima también quería matar a nuestro cachorro.

Todoroki se aferró al cuerpo de su esposo.— Tranquilo, Katsuki. Él no te hará daño, ni al cachorro, ¿Entiendes?

El Omega asintió antes de separarse del alfa y limpiar sus propias lágrimas.— Dile a la cocinera que haga muchos roles de canela y también dile a Camie que venga al jardín, por favor.

— ¿Está vez no me vas a sujetar de mi traje?— se mofó al ver la expresión de vergüenza de su omega.

— Esa vez fue porque tenía miedo y pánico. Tú solo hacías preguntas tontas.— se justificó de aquel momento en la fiesta del emperador.

— Me gusta que me des órdenes.— dijo de una manera coqueta, acercándose al rostro del ojirubí, oliendo el dulce aroma a fresas con ese toque de leche.

— Basta, haz lo que te pedí, por favor.— pidió avergonzado.

— De acuerdo, emperatriz.— tomó la mano del rubio y la besó con delicadeza antes de irse.

Bakugo soltó un leve suspiro antes de acercarse a los cinco cachorros que se encontraban jugando muy felices. Con timidez tomó asiento en el césped cuando estuvo muy cerca de ellos. Las omegas hicieron una leve reverencia y se retiraron al ver la seña que les hizo la emperatriz.

— Hola, cachorros.

Los infantiles se acercaron al omega con una gran sonrisa.— Usted es muy bonito.— habló uno de ellos.

Bakugo liberó una ligera risita.— ¿En serio crees qué soy bonito?

Los cachorros asintieron de inmediato con una sonrisa en sus labios.

— ¿Quién es usted?— preguntó una niña.

— Soy el omega del emperador Todoroki, ¿Lo conocen?

Uno de los cachorros asintió.— ¡Es el alfa más temido! Dicen que es muy malo, ¿Usted también es malo?

Bakugo no sabía que responder, no podía decir que era bueno, no cuando ordenó destruir el reino de Camelot.— No soy bueno ni malo.

— ¿Ha comido muchas golosinas?— cuestionó un niño más pequeño que los demás.

— No, ¿por qué?

El cachorro apuntó el vientre del omega.— Tiene un estómago grande.

Bakugo soltó una risita.— No son golosinas, aquí hay un cachorrito.

— ¿Se lo comió?

— No, para nada.— habló nervioso, no quería asustar a los cachorros.

Un cachorro recordó al omega frente suyo.— ¡A usted le pegaban! ¿Por qué le pegaban en las calles?

— El rey no me quería.— respondió apenado.

— ¿El rey Kirishima también le hizo mucho daño?— Bakugo asintió con levedad.

— A nosotros también nos empezó a tratar mal, por eso nuestros padres nos escondieron, ¿Verdad Mahoro?— miró a su hermana, quién asintió.

Bakugo se sintió muy mal.— ¿Por qué no jugamos? ¿Saben jugar al escondite?

Los cachorros asintieron con una sonrisa mientras miraban al omega frente suyo.

Bakugo estuvo un buen rato con ellos, estaba claro que no corrió ni jugó nada brusco debido a su embarazo. Minutos después Camie se unió a ellos y empezaron a jugar con una pelota, después empezaron a comer roles de canela mientras Bakugo les contaba un cuento. En ese tiempo que estuvo con los cachorros descubrió sus nombres, el más grande de todos con seis años de edad se llamaba Samidare, la siguiente con cinco años se llamaba Eri, después estaban Katsuma y Mahoro, eran mellizos de cuatro años y por último estaba Kota, el más pequeño de los cinco, con tan solo tres años.
        

      
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— Necesitan una madre, una familia.— Bakugo hablaba en voz baja mientras Todoroki acariciaba su cabello.— ¡Ya sé!

El ojirubí se sentó correctamente en la cama mientras miraba a su esposo.

— ¿Qué piensas hacer?— cuestionó con curiosidad.

— Hay omegas infértiles que desean ser madres y como aquí no hay un orfanato, podemos hacer que los adopten.

Todoroki lo pensó un poco.— Cierto, el omega de Izuku es infértil y no han podido adoptar un cachorro, les puedo decir si quieren adoptar uno.

— Les buscaré una buena familia, una con mucho amor.

El alfa besó la mejilla del rubio mientras intentaba quitarle su pijama, Bakugo le dio un pequeño golpe en su cabeza.

— Alfa sucio.

— Lo siento, siempre que te veo quiero ver tu vientre.

Bakugo miró al alfa.— Eso es una excusa.

El omega observó como Todoroki hacia un puchero, así que, se quitó su camisón, dejando a simple vista su vientre abultado.

— Katsuki, tus pechos han crecido.— dio un leve apretón a uno de los pechos del omega, este soltó un leve gemido.

— Es porque están produciendo leche para el cachorro.— liberó un ligero jadeo.

Todoroki dejó un leve beso en el vientre abultado del rubio antes de ayudarlo a ponerse nuevamente el camisón.

— Te amo mucho, cariño.

Bakugo unió sus labios con los del alfa en un beso dulce y lento.— Te amo más, alfa.— dijo cuando se separó del beso.

El Omega del emperador Todoroki  [TodoBaku]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora