El Omega del emperador Todoroki [TodoBaku]

24

Bakugo estaba llorando mientras se dirigía al establo, no traía a sus cachorros, ellos estaban con Camie, hacía mucho frío como para sacar a sus cachorros.

— Soy un mal omega. Mal omega.— murmuró mientras entraba al establo, de inmediato vio a su esposo parado dándole la espalda, se encontraba cepillando el pelaje del caballo.

Se acercó al bicolor con timidez y tocó su hombro.— Shoto.

El nombrado dio un pequeño brinco del susto.— Cariño, hace frío aquí afuera. Métete a la habitación, iré en un rato.— habló mientras le colocaba su abrigo al rubio.

— Castígame, Shoto.— pidió entre leves sollozos.

— ¿Aquí?— cuestionó con un sonrojo.

Bakugo dio un pequeño golpe en el pecho del bicolor.— No habló de eso. Perdón por mi actitud muy infantil y tratarte mal a veces.

— ¿Es por lo qué pasó en la tarde? Fue mi culpa al no elegir bien mis palabras.— habló con una leve sonrisa.

— Debo entender si quieres tener concubinas.

Todoroki abrazó a su omega.— No necesito a nadie, solo te necesito a ti y a mis cachorros para ser feliz.

— También perdón por alejarte de los cachorros, pero me da pánico que estén lejos de mí y no quiero que tengan otro olor que no sea el tuyo o mío.— empezó a jugar con sus dedos.— Y tú siempre hueles a omegas y alfas.

Todoroki sonrió con levedad.— Me mandaron esa concubina en la tarde pero la rechacé, sé que eres un tanto desconfiado por lo que sufriste antes con ya sabes quién pero quiero aclararte que nunca te haré lo mismo y quiero que confíes más en mí.— besó la mejilla del ojirubí.

— Confío en ti pero esos aromas me hacen sentir inseguro y me es inevitable no pensar cosas feas.

— ¿Confías en nuestro lazo? ¿Alguna vez sentiste algo extraño a través de la marca? ¿Te ha dado comezón la marca o te arde?

Bakugo negó con cierta ligeridad.— Soy un tonto. Soy un tonto omega, un omega inseguro y malo.

— Tranquilo, no eres nada de eso. Sufriste mucho y las cosas en nuestra relación sucedieron muy rápido.

— ¿Puedes perdonarme?— preguntó con vergüenza.

— A mi omega le puedo perdonar todo. Solo prométeme que vas a confiar más en mí.

Bakugo sujetó la mano del emperador.— Te prometo que voy a confiar más en ti, alfa.

— Ven para que te llene de muchos besitos.— al momento de abrazar a Bakugo, comenzó a llenarle todo el rostro de suaves besos.

— Eres un gran alfa, te amo mucho.
        

      
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— ¿Esa estuvo aquí?— cuestionó enojado el omega.

— Sí, su majestad. Tengo entendido que se quedó a dormir porque ya era muy tarde para enviarla de vuelta a su hogar.— habló Camie mientras jugaba con Yuki.

Bakugo hizo un puchero.— ¿Ya se fue?

— Creo que sí. En la mañana salió un carruaje, supongo que ella estaba dentro.

El omega metió un rol de canela a su boca mientras veía a su hijo.— Y, ¿Ryota? ¿Quién lo tiene?

— El emperador me lo quitó, dijo que lo hacía llorar pero es mentira. Ryota empezó a llorar cuando lo vió.— habló enojada en modo de juego.— Tu hermano es un dramático.— le dijo está vez al cachorro.