SILVER SPRINGS [M +J]

4 - Con crueldad

DICIEMBRE, 2024.

La primera canción que salió a luz después de que Martin y Juanjo se convirtieran en Silver Springs nació de su primera gran pelea. En ese momento, Martin pertenecía a un proyecto musical llamado "5 Bits" y Juanjo se dedicaba a tocar en cumpleaños y primeras comuniones con su banda "Rastro de Luna" después de que el boom de Sinergia X hubo bajado, ambos componiendo juntos en el sótano de los Bona y dividiéndose las canciones equitativamente.

Era el verano de 2014 cuando Martin, a unos meses de cumplir dieciséis, perdió la virginidad con su guitarrista. Este evento fue catastrófico para Juanjo, que tuvo que soportar semanas de su mejor amigo babeando por las esquinas, completamente perdido en las garras malvadas de un orgasmo. Seguía a la chica a todos lados, hablaba de ella a todas horas, y se escabullía de casa cada noche para meterse en el Camaro viejo de su hermano a besarse hasta el amanecer. Dejaron de componer durante casi dos meses, hasta que una noche el mayor confundió sus cuadernos y se encontró cinco canciones en las que no había participado.

—¿Estás escribiendo con ella? —le reclamó esa tarde, cegado por la rabia. Se sentía traicionado, reemplazado por un par de faldas cortas y labiales de frutas. Crear canciones era un ritual que no estaba dispuesto a compartir, mucho menos por una estúpida relación que no tenia ni pies ni cabeza. Él había estado para Martin los últimos seis años, no esa arpía.

—Estamos en la misma banda, no entiendo por qué te parece tan raro.

Juanjo casi podía sentir humo salirle por las orejas. No recordaba haber estado tan furioso en sus dieciséis años de vida, la ira traspasándole la piel y formando un brote rojo por su cuello. Él también había follado con alguien ese verano, pero no lo veías intentando escribir canciones y pretendiendo que no era la mayor deslealtad de la historia de su amistad.

Quería coger a Martin de los hombros y sacudirlo con fuerza hasta que reaccionara.

Discutieron a gritos por horas y, cuando Juanjo se marchó dando un portazo, no le habló durante toda la semana siguiente. Esa noche, Martin pasó horas dando vueltas en su cama pensando en lo que había hecho. Tardó ocho días en reunir el coraje para ir a buscarlo, pero apareció bajo la ventana de su habitación el viernes siguiente.

—Soy un capullo—dijo cuando Juanjo sacó la cabeza, ambos cuadernos entre sus manos. Su mejor amigo abrió la puerta unos minutos después, y esa misma madrugada escribieron una canción al respecto.

"Snap Out Of It" salió en todas las plataformas varios meses después.

Y aunque el sexo había sido lo bastante bueno para cegarlo durante unos meses, Martin supo cuando empezaron a componer esa noche que nada nunca igualaría esa sensación. A partir de entonces todos sus rollos comenzaron a sentirse insuficientes, y no volvió a tener una novia en el resto de sus años como compañeros composición. Para el final del verano ambas bandas estaban disueltas, y para principios de invierno ya se habían convertido en Silver Springs.

Pero esa pelea no solo había desencadenado una banda y una canción, sino también una década de celos. Celos reprimidos por años que ahora no tenían barrera que les impidiese salir. Eran posesivos el uno con el otro, con el arte que creaban y, aunque fuese en silencio, con las personas a las que tocaban en la intimidad. No había nada más insoportable que la posibilidad de ser reemplazado, después de todo.

—No quiero estar aquí—estaba diciendo Juanjo, los brazos apoyados en el muro de la terraza mientras fumaba. Martin supo con quien estaba hablando a pesar de que no pudiese escuchar la voz del otro lado de la línea; ese tono afectuoso era demasiado reconocible. —No puedo estar cerca de él.

Celos. Una sensación amarga que aún burbujeaba en su estomago cinco años después, cuando pensaba en todas las noches que ella había sido lo ultimo que él miraba antes de dormir. Sabía que no tenía ningún sentido, no sabiendo la historia o habiendo participado en ella, pero no podía evitar odiarla un poco por seguir ahí, recibiendo sus "te quiero" en la privacidad de un estúpido piso en el centro de Seattle.