ENERO, 2025.
Martin nunca había ido a una cita.
Cuando tenía dieciséis años, las cosas con su guitarrista se dieron bastante fortuitas (i.e. un día solo intercambiaban dos palabras y al siguiente estaban follando en el asiento trasero de un coche), y los eventos después de eso lo llevaron a decidir que intentar encontrar al amor de su vida era inútil mientras Juanjo existiera, así que todas sus relaciones comenzaron a ser estrictamente sexuales. Los últimos cinco años, había conocido hombres y mujeres a través de aplicaciones y estrechado sus manos en vestíbulos de hotel con una sola intención clara entre ambos. La idea de pasar horas charlando, coqueteando y recibiendo gestos románticos de otra persona era desconocida para él.
Y nada cambiaría esa noche, porque aquello definitivamente no era una cita.
Juanjo lo estaba esperando al pie de las escaleras, como un atractivo interés amoroso acompañando a una chica al baile en una comedia romántica noventera. Llevaba un jersey negro sobre otras capas de ropa, su lujoso abrigo de cachemira, y pantalones grises de pinza perfectamente planchados. Se estaba enrollando la bufanda con tranquilidad, sus intensos ojos verdes recorriendo a Martin por todas partes. "Se ha arreglado más de lo usual" pensó el menor, sintiendo su corazón revolotear patéticamente. Él también lo había hecho, pero no iba a admitírselo a sí mismo.
—¿Listo? —olía a colonia y jabón, una sombra de barba cubriendo su mandíbula. Para ocasiones especiales, Juanjo solía afeitarse. Martin no podía decidir si pensaba que no lo había hecho porque esta no era una ocasión especial, o porque sabía lo mucho que le gustaba. El chico asintió. —Perfecto, yo conduzco.
Afuera nevaba ligeramente, la nieve golpeando los cristales del coche con delicadeza. El clima se había mantenido así desde que despertaron esa mañana, tan enredados el uno con el otro que la calefacción no parecía necesaria. Se separaron sintiendo que estaban cruzando demasiados límites, tocándose así sin una composición para justificarlo, y el resto del día apenas hablaron porque las cabezas de ambos estaban dando vueltas en líos distintos. Juanjo se sentía ridículo por estar pensando maneras de conquistarlo de nuevo, como si Martin en algún momento se hubiese desenamorado de él, mientras Martin se preguntaba si sería capaz de demostrarle que ya no quería ser el desastre dañino que había sido toda su vida, por si eso lo convencía de darle otra oportunidad. La noche anterior el sexo había sido distinto, lento, paciente. Se habían explorado con toda la calma del mundo, con un nivel de delicadeza que no se habían permitido entregar hasta ese momento.
Y desde entonces parecían estar en una constante persecución, las garras de la resignación arañándoles los talones. No podían evitar tener un poco de fe, pero era difícil dar el salto cuando todo aparentaba ser tan improbable, cuando lucía tan jodidamente perdido. Después de todo, ya lo habían intentado años atrás y acabaron hechos polvo. ¿Por qué esta vez sería diferente?
Martin y Juanjo eran la contradicción de sentirse almas gemelas y que todas las fuerzas de la probabilidad estuviesen en su contra, como si algo superior no los quisiese juntos. Y si no pudieron sobrevivir a ello cuando aún tenían la vida por delante, se sentía ingenuo y lamentable intentarlo ahora. Eran adultos cerca de los treinta, sobreviviendo a diversos vicios y adicciones, cargando con años de situaciones traumáticas y manías irreparables. Se habían destrozado el uno al otro, y parecía demasiado tarde para una segunda oportunidad.
¿Cómo se supone que se recupera la ilusión? ¿Cómo iban a apreciar cosas tan tontas como una cena o un intento de caballerosidad, cuando todas sus primeras veces fueron impulsivas y luego pisoteadas? No sabían si aún les quedaba fuerza para empezar de cero; estaba muy claro que había personas que no estaban hechas para experimentar el romance, y ellos eran el ejemplo perfecto. Por eso, aquello no podía ser una cita.
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SILVER SPRINGS [M +J]
Fanfiction[Majos Fanfiction] Además del duo musical más icónico de su generación y dos estrellas de rock con fama de mujeriegos, Martin y Juanjo son mejores amigos. Bueno, al menos hasta que un beso lo arruina todo.