12 - Rumores y electrodomésticos

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FEBRERO, 2019.

En el camerino, Juanjo se apoyó en el tocador y deslizó el dedo por sus notificaciones. Tenía el Google Alerts activado con el nombre de Ruslana, y no había sido capaz de despegar un ojo de la pantalla desde que se subieron al bus hacia Los Ángeles. Quería saber más de ella, sobre lo que estaba pasando y cómo iba a repercutir en su carrera. Se hallaba a sí mismo investigando sobre competiciones olímpicas y las sanciones por utilizar sustancias para el rendimiento, la cantidad de medallas que había ganado, los videos de sus presentaciones y las declaraciones de su entrenadora. Para ese momento podía decir que conocía el deporte a la perfección, lo que era curioso porque el día anterior ni siquiera podía mencionar un solo estilo de gimnasia si le ofrecían dinero por ello.

Su propio nombre también estaba configurado, pero eso no era nuevo. Cuando sucedió lo de Bea comenzó a obsesionarse con los rumores, a creer que su gran error había sido estar demasiado desconectado y que quizás habría podido protegerla si hubiese sabido lo que pensaban de ella. Era una premisa que tenía sentido, hasta que alcanzó niveles enfermizos.

El miedo que Juanjo sentía era paranoico e irracional. No siempre estaba ahí, normalmente conseguía ser bastante lógico y tener reacciones tranquilas a cosas como, por ejemplo, ir al hotel de una mujer que conoció en el baño de una discoteca. Pero en sus peores días era una desesperación que lo llevaba a revisar su coche por todos lados antes de subirse, a mantener las cortinas cerradas a todas horas, a imaginarse de repente que alguien estaba detrás de él. Era bueno disimulando su toxico vinculo con la fama, demasiado bueno olvidándolo con el alcohol suficiente, pero sus ataques de pánico solían ser aterradores.

Con el tiempo, había aprendido a controlarse hasta poder encerrarse en un espacio pequeño, un sitio donde no hubiera muchas posibilidades de ocultarse. Revisaba las esquinas y las ventilaciones, cada rincón en busca de micrófonos o personas escondidas. Luego se sentaba en el suelo e intentaba controlar su respiración, con las uñas clavadas en las manos hasta sacar sangre. 

Alex había intentado ayudarlo muchas veces, una de ellas con una psiquiatra. Juanjo recordaba muy claramente sus nervios a medida que se acercaba el día de la cita, las vueltas que dio en la cama antes de dormir durante esos cortos días en Seattle. No se atrevió a abrir el formulario que le habían enviado hasta que dieron las dos de la mañana de la noche anterior, con los ojos ardiendo por el brillo de la pantalla. Respondió con la mente dormida hasta que llegó a una pregunta en específico.

"¿Crees que cosas horribles van a pasarte?"

Observó las letras por tanto tiempo que parecieron empezar a difuminarse entre ellas. Recordó un tiempo en el que vivía sin preocupaciones, entusiasmado por disfrutar de la música con su mejor amigo, por vivir cosas nuevas a su lado. Un tiempo en el que no le temía a la muerte porque no pensaba demasiado en ella, porque no imaginaba lo que los titulares dirían si se ahogaba mientras comía, o lo atropellaban mientras cruzaba la calle, o alguien sacaba un arma en algún pasillo del supermercado. Ahora que toda esa gente conocía su nombre, no paraba de fantasear con las reacciones que tendrían a cada cosa que hacía, esperando el momento en que lo usarían en su contra.

Miró la pregunta una vez más y marcó la tercera opción: c) Casi todos los días. A la mañana siguiente, pagó una multa de cancelación y no fue a la consulta.

—¡Juanjo! ¿Estás ahí? —la voz de Martin lo sobresaltó.

Los pasos se escuchaban a toda velocidad por las entrañas del estadio, la anticipación antes del concierto pegándose a las paredes y metiéndose entre las ranuras de la puerta en su búsqueda. Juanjo tenía el corazón acelerado mientras repasaba una y otra vez los ataques en su cuenta de Twitter. Aunque la gente lo amaba, aunque estaban muy jodidamente obsesionados con él, no podía evitar preguntarse qué tan rápido cambiarían de opinión cuando las noticias siguieran saliendo. ¿Querrían hacerle daño? ¿Querrían hacerle daño a ella?

SILVER SPRINGS [M +J]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora