✝ 08. Encuentro nocturno ✝

2.5K 252 225
                                        

✢

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


Encuentro nocturno

ADAM

Las luces de la camioneta iluminaron el pórtico. Con el arranque del motor también se movieron sus piernas. Soltó su mochila antes de salir de la casa y cerró la puerta tras él. Su padre parecía confundido cuando Adam abrió la puerta del lado del copiloto y saltó sobre el asiento.

—Tienes escuela mañana, hijo —recordó su padre.

—No quiero quedarme solo —dijo él, y se abrochó el cinturón. Sabía que su padre prefería que lo acompañara antes que dejarlo en casa durante la noche.

Aunque dudoso, su padre puso en marcha la pick-up.

—Está bien, de todas formas, creo que cancelarán las clases.

—¿Por qué lo dices? —quiso saber Adam.

Su padre tardó varios segundos en silencio antes de responder:

—Mort Hedrik está desaparecido. —El corazón de Adam se aceleró y una gélida sensación lo envolvió—. El hombre que lo encontró era un trabajador de la mina.

—¿Era? —indagó Adam.

Las luces de otro auto iluminaron la cabina. El rostro de su padre estaba pálido, como si le temiera a algo. Él nunca lo había visto así de afectado por un caso.

—Estaba muerto a unos pasos del auto de Mort cuando la policía llegó. Se cree que el asesino siguió a Mort hasta ahí y mató al leñador antes de llevarse al chico.

El camino a la estación fue corto, y le siguieron otros diez minutos hasta la salida del pueblo. La hilera de autos y patrullas comenzaba desde doscientos metros antes del lugar donde aún se encontraba el auto de Mort. La escena lo impresionó más de lo que pensó que lo haría; había estado sentado junto a Mort esa misma tarde. Tuvieron una conversación, había visto a Mort actuar extraño después de recibir esa llamada extraña.

Si hablaba en ese momento la policía podría encontrar a Mort más rápido. No estaría incumpliendo el trato con Mort, ¿cierto? Mort no le especificó si esa plática debía mantenerse secreta.

Llegaron al lugar. Todo era un caos de oficiales y una ambulancia que se abrió paso hacia el frente. No era como que tuvieran mucho trabajo, el leñador estaba muerto y no había señales de Mort.

Su padre le indicó que se quedara bajo la carpa donde el grupo de búsqueda se preparaba para entrar al bosque. No hubo señales de la familia de Mort hasta minutos después, cuando otra larga hilera de autos se estacionó en el sentido contrario de la carretera. Venían de su propiedad en la montaña.

Los señores Hedrik, padres de Mort, fueron directamente a hablar con el jefe de policía. Desde su lugar Adam intentó entender lo que decían. Los Hedrik no parecían estar al borde de un colapso, lucían bastante relajados, como si estar ahí fuera una obligación dela que no podían librarse.

Las reglas de los privilegiadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora