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-¡Haruhiko-san, acaban de patear!- Se escuchó platos romperse, Tanaka había dejado caer la taza de té que traía en sus manos, a los segundos, tenía a Haruhiko y Fuyuhiko pegados a su estómago tratando de escuchar las pataditas.- Vamos bebés, ellos quieren escucharlos-Pidió de manera suave, unas pataditas se escucharon, los mayores que estaban pegados a Misaki por poco sollozaban.

-Mis nietos..- Fuyuhiko se tomó el rostro con las manos.- Lo que tratan de decir es que ya es momento de irnos de compras-Lo habían dejado hasta el final, pero era cierto, la habitación para los pequeños ya estaba lista, pero faltaba la ropa.

-Tiene razón, Fuyuhiko-san, vayamos a comprar ropa- Habló Misaki, intentó pararse, pero para su séptimo mes, ya era muy dificultoso para él.

-Quédate quieto cariño, llamaré a Seiichi para que prepare el auto.-Habló Haruhiko, tomó su teléfono e hizo algunas, llamadas, cancelando unas reuniones y llamando a los guardaespaldas.

-Haruhiko-san, van ustedes dos, los guardaespaldas ya no son necesarios.- Fuyuhiko iba a decir algo pero el castaño mayor se adelantó.

-Entonces, solo la mitad de ellos, ¿Te parece?- Misaki asintió resignado, está vez solo habían dos autos más aparte del de Seiichi, eso puso más tranquilo al menor. Haruhiko lo llevó en brazos al auto y en brazos lo sacó, sorprendente, al llegar a el centro comercial lo esperaba una silla de ruedas.

-No estoy inválido- Dijo Misaki.

-Es para que no te canses cariño- Habló, Haruhiko, tratando de razonar con el menor.

-Es cierto, los pequeños ya están grandes.- Fuyuhiko también trató de negociar.

-Sin silla o no iremos a comprar- Dijo Misaki con los brazos cruzados. Los dos mayores asintieron con una gotita bajando por su frente, el menor era terco.

Misaki si tenía algo de dificultad para caminar, pero no quería pasar la vergüenza de su vida siendo llevado en una silla de ruedas solo porque tenía un gran vientre redondo.

Recorrieron varias tiendas observando los atuendos, zapatos, gorros, juguetes y toda clase de cosas que necesitarán los bebes, el más emocionado era Fuyuhiko o eso parecía, también lo era Haruhiko, pero este estaba más pegado a Misaki, pues notó que si se cansaba al caminar.

Las personas observaban enternecidos al pequeño ojiverde con una pancita enorme y a un joven apuesto a su lado, enseñándole ropas de bebés.

-Yo creo que el rojo es unisex, además, es un color precioso- Dijo misaki.- Pero el amarillo también, además, sería como un adorable patito, ¿No Fuyuhiko-san?- El mayor apareció inmediatamente a su lado.

-Tienes razón Misaki-kun, llevemos los dos- Ese no era el punto de Misaki, pero no negó a nada, los guardaespaldas terminaron llenos de bolsas de compras mientras los tres se paseaban de arriba a abajo por las tiendas.

-Bueno, bueno, ya son muchas las compras, es momento de regresar a casa.- Dijo Misaki.

-¿Pero... Y este adorable, precioso y abrazable conejo de felpa..?- Mostró Fuyuhiko, Misaki lo pensó.

-Bueno, será lo último que compremos.-Dictaminó.

-Llevaré tres, entonces- Misaki suspiró divertido y luego de que el mayor pagará, regresaron al auto.

...

-Misaki-kun, deja que te ayudemos, es normal que-

-¡Cállese, ya ni siquiera me puedo parar!- Lloraba Misaki, pues el octavo mes había pasado con rapidez y el dolor que Misaki sentía en su espalda aumentaba, los bebés pesaban mucho, sus pies estaban hinchados, Haruhiko siempre se encargaba de darle masajes, pero eso solo aliviaba el dolor momentáneamente.

   ཻI Know You So Well Love ུ۪۪ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora