Capítulo 4

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—No debes preocuparte, Brea, hiciste un buen trabajo.

Había pasado alrededor de un día desde la prueba y los "reclutas" —como acostumbraba a llamar la señora Plant— recién llegados se veían exhaustos tanto física como mentalmente, además de lo intranquilos que se sentían por no haber tenido noticia del color de su rango.

La enorme habitación en la que se hospedaban se veía más hospedada de lo habitual, sobre todo a causa de las nuevas reclutas, quienes ya se habían soltado a hablar entre sí, principalmente sobre la prueba, sobre los chicos de rangos superiores, mientras alguna que otra estaba a la espera de nuevas noticias.

Dana y Brea se encontraban en la litera de esta última, quien se encontraba tendida sobre su cama, con una ligera contusión por culpa de la prueba, nada preocupante. Sin embargo, no era eso lo que le preocupaba. Dana se encontraba sentada a los pies de su litera, intentando ofrecer consuelo de algún modo.

—No es eso —dijo Brea con un suspiro, rozando la zona dolorida con la palma de su mano—. ¿Y si le he hecho perder tiempo a Barrett y eso hace que baje su rango?

Dana trató de ofrecerle palabras de consuelo, a pesar de su expresión carente de emoción.

—Estoy segura que a Barrett no le preocupa su rango demasiado, si no no hubiese vuelto a ayudarte, ¿verdad?

Brea no parecía demasiado convencida.

—Yo no pienso así, Grace dijo que el trabajo en equipo eran unas de las cualidades que valoraban, quizá sólo le importaba eso.

—Dudo que Barrett sea de ese tipo de persona. Si de verdad le importase más la prueba que el trabajo en equipo te hubiera dejado ahí.

—Supongo que, viéndolo así, tienes razón. Fue muy amable por su parte... —Brea sonrió levemente, recordando la escena.

—Ey, ¿qué es lo que pasa con Barrett?

Apareció Grace de golpe y porrazo, con una actitud interrogativa y una expresión bromista, dejándose caer sobre la oxidada cama, haciendo que aquellos muelles herrumbrosos y raídos chirriasen, Dana y Brea levemente brincaron sobre esta. Quedaba así tumbada de manera opuesta a Brea, apoyando su cara sobre sus manos, solo Dana estaba sentada sobre el borde de la cama. Parecía dispuesta a confirmar las infundadas sospechas que se formaron durante el día de la prueba.

Brea y Dana se miraron entre sí con rostros perplejos, sin entender muy bien su pregunta.

—¿Y bien? —inquirió a la vez que dibujaba una amplia y mordaz sonrisa en su rostro, a la espera de una respuesta.

Brea le devolvió la pregunta, de una forma más deconstruida y desconcertada.

—Y bien, ¿qué?

—Dime qué pasa entre Barrett y tú.

—¿Por qué tendría que pasar algo? —dijo Brea con voz nerviosa.

—¡Anda ya! —exclamó—, os he escuchado cuchichear sobre él. Venga, suéltalo.

—Simplemente temo que mi negligencia haga peligrar su rango, nada más —alegó Brea sin pensarlo, tras un leve suspiro.

Ahora era Grace quien en su rostro se reflejaba una mueca de desconcierto. Su mirada fue inmediatamente a Dana en busca de ayuda, quien ya se había evadido de la conversación hacía apenas unos minutos.

—Se refiere a cuando Barrett le ayudó a liberar su pierna durante la prueba, cree que le hizo perder tiempo.

El rostro de Grace pareció expresar disconformidad con la respuesta, pero en lugar de eso soltó una ligera carcajada, como si la preocupación de Brea le resultase cómica.

EL RENACER DE LOS REBELDESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora