El viaje no resultó demasiado turbulento, pero sí extremadamente tedioso, y por lo que respectaba a Dana, demasiado largo.
Se podía apreciar la incertidumbre y el cansancio en los rostros de los que ahí se encontraban, incluso en los más veteranos, además de una evidente incomodidad, tanto física como emocional. No era un furgón demasiado ancho ni demasiado estrecho, pero a medida que se pasaba el tiempo resultaba más complicado encontrar una postura cómoda.
El soldado conducía con rostro serio sin apartar su atención de la carretera, como si persiguiera un objetivo invisible, que sólo se podía encontrar en su percepción. De vez en cuando buscaba con la mirada a Dana a través de una pequeña rendija, y esbozó una sonrisa triste, se sentía levemente asustado al comprobar su calma ante aquella situación, casi como si fuese una autómata, o peor, como si la muerte no le resultase un destino tan trágico comparado a ser utilizado como una marioneta por el resto de sus días.
Su sonrisa se tornó amarga cuando recordó las instrucciones que Brooks en persona le dio antes de emprender su viaje. Instrucciones que se clavaron en su cuerpo:
" —¿Cómo ha dicho, señor?
Los ojos azulados del soldado se abrieron como platos después de escuchar las frías palabras de Brooks, quien miraba a éste con expresión indiferente, como si su petición no tuviese el peso que el soldado le otorgaba.
—No entiendo su sorpresa, sólo le estoy pidiendo un ligero desvío en su ruta.
El soldado suspiró, ejerciendo ligera presión en los lacrimales de sus ojos, tratando de contener sus palabras, intentando que no se le pasara siquiera por la cabeza dirigirle un comentario ácido a Brooks, como acostumbraba a hacer con todo el mundo, sería cavar su propia tumba.
El "ligero desvío de ruta" que le pedía no era tan simple como podría sonar, dicho desvío suponía un cambio drástico de la misión que debían acometer los reclutas que en ese momento recién se preparaban para subir a sus respectivas furgonetas, mientras que los otros furgones seguirían el rumbo previsto.
—Señor, no quiero cuestionar sus métodos, pero es muy peligroso enviar a los reclutas ahí...
—Precisamente por eso, así se demostrará de qué pasta están hechos.
El soldado reprimió las ganas de que un escalofrío le recorriese y mantuvo el tipo. Sabía de la sangre fría que circulaba por las venas de Brooks, no era un secreto de estado, es más, era bien sabido por el resto de soldados y sus superiores. Sin embargo, no podía evitar sentirse abrumado por su actitud.
—Ya he preparado todo para que puedan infiltrarse sin problemas —Brooks continuó hablando—, de todas formas, no quiero que les de instrucciones demasiado elaboradas, lo justo y necesario para que pasen a la acción.
—Señor, si me lo permite...
—No se lo permito —replicó con voz grave—, ahora póngase en marcha y no se ande con contemplaciones."
El recordar la conversación hizo que no se percatase de que estaban a unos centímetros de su destino. La furgoneta frenó en seco, provocando un ligero movimiento y un chirrido. Tras unos instantes, el soldado salió de su asiento y se dirigió a las puertas trasera de la furgoneta, abrió las mismas al mismo tiempo. Apoyó sus manos en ambas manillas y miró a los reclutas, que lucían impacientes.
Barrett fue el primero en levantarse, estirándose, jurando que podría oír el crujir de sus articulaciones.
—Por fin, no siento la espalda.
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EL RENACER DE LOS REBELDES
Science FictionEn un futuro distópico no demasiado lejano, un grupo de jóvenes despierta sin recuerdos en una base en la que serán entrenados para luchar por un Gobierno del que no poseen constancia, entre esos jóvenes, destacará un grupo de silenciosos rebeldes q...