Capítulo II : Un encuentro inesperado.

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El sol brillaba con fuerza sobre el campus universitario mientras Jungkook llegaba en su elegante coche deportivo. El día anterior había sido un caos, y el accidente en la moto aún le dolía. Sin embargo, su determinación de seguir con su vida y cumplir su meta de acostarse con 500 mujeres antes de los 20 años era inquebrantable. Con el rostro lleno de moretones y vendajes en algunos lugares, Jungkook estaba decidido a retomar su rutina, incluido asistir a la universidad, donde estudiaba economía con la intención de heredar el negocio de tabaco de su padre.

Al llegar, fue recibido como una estrella. Las chicas, admiradoras de su estilo de vida y de su apariencia, se abalanzaron sobre él con sonrisas coquetas y halagos. Jungkook disfrutaba de la atención y respondía con la misma confianza de siempre, demostrando su dominio y atracción. Sus amigos más cercanos, Namjoon y Yoongi, lo esperaban en la entrada del campus. Ambos conocían a Jungkook desde pequeños y habían sido sus compañeros constantes a lo largo de su vida. Aunque estaban preocupados por su accidente, sabían que era inútil intentar cambiar su actitud.

—¡Jungkook! —llamó Namjoon, dándole un fuerte abrazo—. ¿Cómo te sientes? Parece que te pasó con un tractor por encima.

—Estoy bien, solo algunos rasguños. No es nada que no pueda manejar —respondió Jungkook, sonriendo y chocando los cinco con Yoongi.

Yoongi, con su mirada siempre analítica, observaba a Jungkook con una mezcla de preocupación y resignación.

—A veces pienso que no hay manera de cambiarte —comentó Yoongi—. Pero me alegra ver que estás de vuelta.

Mientras conversaban y se preparaban para entrar a la universidad, el grupo de chicas seguía rodeando a Jungkook, tratando de captar su atención. El ruido y el bullicio del campus no distraían a Jungkook de su objetivo principal: continuar con su vida como si nada hubiera pasado.

Sin embargo, al dar la vuelta en una esquina del pasillo principal, Jungkook se quedó paralizado. Allí, en medio de la multitud estudiantil, estaba ese chico rubio de ojos azules. El joven ser de luz se destacaba entre la multitud con su presencia angelical y una belleza que capturaba las miradas de todos a su alrededor. Jimin estaba de pie cerca de un grupo de estudiantes amables, conversando con ellos. El grupo le preguntó sobre él y Jimin, con su tono de voz suave, les respondió que se había transferido de Estados Unidos. Odiaba mentir, pero sabía que era la única manera de mantener su verdadera identidad en secreto. La verdad era tan increíble que nadie le creería y, de hecho, podría acabar en un psiquiátrico.

—¡Eres tan guapo! —exclamó una de las estudiantes—. ¿De verdad te acabas de transferir? ¡Parece que te mereces un premio Nobel solo por tu belleza!

Jimin sonrió con modestia y agradeció los elogios. Aunque estaba acostumbrado a ser alabado en su planeta natal, recibir halagos en la Tierra era un nuevo desafío emocional. Cada comentario, cada mirada de admiración, lo hacía sentirse más consciente de su propia vulnerabilidad en un entorno tan cruel.

Mientras tanto, Jungkook lo observaba desde una distancia, sintiendo un estremecimiento recorrer su cuerpo. La imagen de tal chico le era familiar, evocando recuerdos del accidente, pero ver a alguien con el rostro de ese ser en su universidad parecía imposible. La visión lo dejó atónito y desorientado. Su corazón comenzó a latir con fuerza, un ritmo frenético que lo hacía sentir incómodo y enfurecido. Las emociones que experimentaba eran nuevas para él y no sabía cómo identificarlas o manejarlas.

—¿Estás bien, Jungkook? —preguntó Namjoon, notando que su amigo se había quedado parado y con la mirada fija en un punto.

—Sí, creo que estoy... —Jungkook murmuró sin apartar los ojos del rubio—. Solo... ¿ese chico allá... es real?

Yoongi, siguiendo la dirección de la mirada de Jungkook, frunció el ceño. No podía ver a
al chico que mencionaba claramente debido a la multitud.

—¿De qué estás hablando? —preguntó Yoongi—. ¿No estás enloqueciendo, verdad?

Jungkook sacudió la cabeza, intentando aclarar sus pensamientos. La imagen de ese chico en la calle, el resplandor de su mano sobre su corazón, todo parecía estar entrelazado de alguna manera inexplicable.

—No lo sé... —dijo Jungkook, sintiéndose confundido—. Solo... no puedo creer que lo esté viendo aquí.

Con el rostro enrojecido de sorpresa y una mezcla de incredulidad y frustración, Jungkook trató de enfocarse en la conversación con Namjoon y Yoongi, pero su mente seguía regresando a la figura de de tal joven. La figura del rubio parecía ser un enigma que no podía descifrar, y la extraña coincidencia de su aparición en su universidad solo añadía a la confusión que sentía. La intensidad de sus emociones, que no sabía cómo gestionar, lo estaba haciendo enfurecer aún más.

Mientras tanto, con Jimin...

Antes de llegar a la universidad, Jimin pasó por las calles cercanas al campus, donde se encontró con varias escenas que le rompieron el corazón. Vio a un grupo de gatitos abandonados buscando comida entre los escombros y niños que mendigaban. La imagen de esos seres vulnerables, desamparados y enfrentando las crueles realidades de la vida humana, hizo que el pecho de Jimin ardiera con dolor. Como ser de luz de Elysium, donde solo existía amor y paz, Jimin no estaba acostumbrado a presenciar tales crueldades.

Sin dudarlo, se detuvo y compró comida para los gatitos y algunos bocadillos para los niños. Su corazón, frágil ante el sufrimiento ajeno, estaba abrumado por una mezcla de tristeza y compasión. Las lágrimas casi le brotaban de los ojos al ver la dureza de la vida en la Tierra, una realidad muy diferente a la serenidad y tranquilidad de su planeta natal.

Con el corazón pesado pero decidido a cumplir su misión, Jimin se dirigió al campus universitario. Allí, mientras interactuaba con un grupo amable de estudiantes que le elogiaban por su belleza y simpatía, seguía sintiendo el peso de la realidad humana en su pecho. La misión de Jimin no solo implicaba estar cerca de Jungkook para influir positivamente en su vida, sino también enfrentarse a la crueldad y al dolor que los humanos a menudo enfrentan, algo que él encontraba casi intolerable.

Mientras Jimin se integraba en el ambiente universitario, observaba a Jungkook desde una distancia prudente, preparado para hacer su papel en el cambio que se requería. Aunque estaba empezando a experimentar emociones humanas y su pureza se veía desafiada por la dura realidad terrestre, Jimin mantenía su enfoque en su misión: guiar a Jungkook hacia una vida más plena y significativa.

Fallen Light - KOOKMINDonde viven las historias. Descúbrelo ahora