La noche había caído, y Jungkook se dirigía a otra fiesta, determinado a disfrutar y distraerse con sus amigos. Sin embargo, mientras conducía hacia el lugar del evento, no podía evitar sentir un dolor persistente en su pecho. Había sido días desde que no había visto ni hablado con Jimin, y ese vacío lo estaba afectando más de lo que quería admitir. La ausencia de Jimin, con su presencia constante, sus palabras dulces y su sonrisa cálida, era inesperadamente dolorosa.El nudo en su garganta crecía mientras pensaba en cómo, por primera vez en mucho tiempo, no estaba siendo perseguido por ese ser de luz terco. El enojo y la confusión por no saber lo que sentía, por qué su ausencia le afectaba tanto, seguían atormentándolo. Trataba de concentrarse en la fiesta, en la diversión que solía llenar su vida, pero el dolor persistente en su pecho no desaparecía.
Al llegar a la fiesta, Jungkook rápidamente se sumergió en la animada atmósfera. La música vibrante llenaba el aire, y las luces de neón daban un brillo festivo a la noche. La gente reía y bailaba alrededor, y él se unió a ellos con su habitual carisma. Coqueteó con varias chicas, lanzando bromas y promesas de encuentros que nunca llegaban a concretarse. Su sonrisa, que solía ser deslumbrante, ahora parecía algo forzada, pero nadie lo notó.
—¿Qué tal, Jungkook? —preguntó Namjoon mientras se acercaba con una copa en la mano. —¿Listo para otra noche épica?
—Claro que sí —respondió Jungkook con una sonrisa que no llegaba a sus ojos—. Vamos a hacer que esta noche sea memorable.
La fiesta continuó con juegos de beber, en los que Jungkook participó con entusiasmo. Se unió a las competiciones de beber hasta que nadie pudo mantener su bebida. La adrenalina y el alcohol ayudaban a calmar su mente, al menos temporalmente. Los gritos de alegría y los risas resonaban en el aire, pero en el fondo, Jungkook sentía una incomodidad constante, como si algo esencial le faltara.
Mientras tanto, desde una esquina oscura de la fiesta, Jimin observaba con el corazón roto. La imagen de Jungkook disfrutando y coqueteando con otras chicas le dolía más de lo que podía soportar. No podía entender por qué su misión había fracasado ni cómo había llegado a este punto. Su dolor era una mezcla de desesperación y tristeza que lo quemaba por dentro.
Jimin estaba allí, escondido entre las sombras, con los ojos llorosos y el corazón destrozado. Nunca había experimentado algo así, y el ver a Jungkook vivir su vida de manera tan descontrolada le rompía el alma. No quería irse, no podía dejarlo solo. Aunque sabía que su misión estaba a punto de terminar, no podía evitar desear poder darle al menos un abrazo de despedida.
Mientras la noche avanzaba y Jungkook seguía inmerso en la diversión, Jimin se mantuvo a distancia, observando cada movimiento con una mezcla de dolor y amor incondicional. Sabía que debía irse, que su tiempo en la Tierra estaba llegando a su fin, pero la idea de dejar a Jungkook sin una última muestra de cariño le resultaba inaceptable. Sus lágrimas caían sin control, silenciosas y desesperadas.
Jimin deseaba con todo su ser que las cosas fueran diferentes, que pudiera encontrar una manera de ayudar a Jungkook, pero en ese momento, todo lo que podía hacer era mirar desde lejos, sin poder cambiar la realidad. Su corazón se rompía cada vez más con cada risa y cada gesto de Jungkook, el dolor en su pecho era casi insoportable.
La noche continuó su curso, y mientras Jungkook se entregaba a la fiesta, Jimin permaneció como un espectador triste y solitario, lamentando el fin inminente de su misión y el sufrimiento que sentía al tener que dejar a Jungkook, aún cuando no quería.
Eran las 23:50 cuando la lluvia comenzó a caer torrencialmente, inundando las calles con su persistente caída. Jimin, con el corazón destrozado y lágrimas cayendo sin parar, observaba desde la esquina de la discoteca privada a la que Jungkook había asistido. El dolor en su pecho era abrumador, y cada segundo que pasaba parecía una eternidad. Con el tiempo corriendo en su contra, Jimin sabía que le quedaban solo diez minutos en la Tierra.
A pesar del tormentoso aguacero, Jimin se dirigió hacia la salida, sus zapatos quedaron abandonados en el suelo mientras él caminaba descalzo sobre el suelo mojado. Amaba la lluvia con todo su ser; para él, era una forma de liberación, de sentir la conexión con la naturaleza y con su mundo. Respiró profundamente el aire fresco, sonriendo débilmente a pesar de la tristeza que le envolvía. Las lágrimas seguían resbalando por sus mejillas, mezclándose con la lluvia que caía.
El reloj marcaba las 23:58 cuando Jimin miró hacia la luna, preparándose para desaparecer en cuanto el reloj marcara las 00:00. Aprovechó hasta el último segundo para cuidar de Jungkook, el único propósito que le quedaba en ese momento.
En la discoteca, Jungkook seguía divirtiéndose con una chica, pero de repente un nudo se formó en su garganta. Un recuerdo inquietante apareció en su mente: Jimin recargado en su hombro, durmiendo pacíficamente. Una lágrima inesperada resbaló por su mejilla, la secó rápidamente, y se alejó de la chica, dejándola confundida.
Jungkook sintió un impulso destructivo, como si todo a su alrededor estuviera colapsando. El sentimiento de soledad y abandono que había experimentado de niño, cuando veía a sus compañeros con sus padres mientras él se quedaba solo, volvía a atormentarlo. Su corazón se retorcía y maldijo a Jimin una y otra vez, pero también recordó sus palabras y lo que él había intentado hacer por él.
Con una decisión repentina, Jungkook se dio cuenta de que necesitaba salir de allí. Cuando se volteó, vio una cabellera rubia saliendo del lugar, ese cabello que podía reconocer en cualquier parte. Pensó que estaba alucinando, que su mente le estaba jugando una mala pasada. Sin pensarlo dos veces, salió corriendo hacia afuera, ignorando la lluvia y la confusión de las personas alrededor.
Corrió desesperado, su corazón palpitaba con fuerza mientras buscaba a Jimin. Cada segundo que pasaba le parecía una eternidad, y sentía que lo estaba perdiendo. Finalmente, lo encontró, allí estaba Jimin, en la lluvia, con su cara angelical pero sin la dulce y feliz sonrisa que solía mostrar.
23:59
Jungkook vio a Jimin y se acercó corriendo. El rostro de Jimin estaba bañado en lágrimas, su expresión reflejaba una tristeza profunda. Justo cuando Jimin estaba a punto de desaparecer, algo lo interrumpió.
—¡JIMIN!
Jimin se giró, y en ese instante sintió como el pelinegro se aferraba con fuerza a él con un abrazo. El contacto hizo que Jimin temblara ligeramente, pero el abrazo de Jungkook fue cálido y desesperado.
—No, no te vayas —dijo Jungkook, con voz quebrada—. No sé qué siento, pero... te necesito. Necesito tu ayuda. Ayúdame a cambiar. No quiero estar solo.
El corazón de Jimin se llenó de esperanza y alivio, mientras las lágrimas continuaban fluyendo por su rostro. El abrazo de Jungkook, por primera vez, le transmitía la conexión que había estado buscando. Aunque la tristeza seguía presente, también había una chispa de esperanza, un indicio de que quizás, solo quizás, había una posibilidad de redención.
Mientras la lluvia seguía cayendo y el reloj marcaba la medianoche, Jimin abrazaba a Jungkook intentando tranquilizarlo, sabiendo que, al menos por ahora, no tendría que decir adiós.
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Fallen Light - KOOKMIN
RomanceJimin es un ser de luz, puro y lleno de amor, conocido por su amabilidad y su capacidad para traer paz a las almas perdidas. Durante siglos ha llevado a cabo misiones en diversos planetas, rescatando a aquellos que han perdido el rumbo y ayudándolos...