La fiesta había llegado a su fin. Apenas quedaban algunas personas alrededor, charlando en voz baja mientras los meseros empezaban a recoger las mesas. Jungkook estaba sentado en una silla, con Jimin recargado en su pecho, profundamente dormido. Había sido una noche larga, y el cansancio finalmente lo había vencido. Con una mano, Jungkook acariciaba lentamente su espalda, sintiendo cómo el ritmo de la respiración de Jimin se volvía más profundo, tranquilo.
Los padres de Jungkook se acercaron para despedirse. Su madre, con una sonrisa cálida, se inclinó para darle un beso en la frente a Jimin, quien medio despierto, hizo una pequeña reverencia desde la silla, con los ojos entrecerrados.
—Adiós, querido —susurró su madre con cariño antes de dirigirse a Jungkook—. Cuida de él.
—Lo haré —respondió Jungkook, con una sonrisa leve, asintiendo mientras los veía alejarse.
Cuando Jimin intentó decir algo, balbuceando palabras apenas comprensibles, Jungkook decidió no darle oportunidad. Se levantó, y con un movimiento firme, lo cargó en brazos sin decir una palabra.
—J-Jungkook... —dijo Jimin entre sueños, pero el cansancio era evidente.
—Shh, no puedes ni caminar. Mejor déjalo en mis manos —respondió con una leve sonrisa mientras lo acomodaba en el asiento trasero del auto. Jimin, sin protestar más, cerró los ojos nuevamente, rendido por completo.
Jungkook se subió al auto y comenzó a conducir, dirigiéndose hacia la casa de Jimin, pero desvió el rumbo hacía su casa al ver que esté ni siquiera podía abrir los ojos. Durante el trayecto, miraba de vez en cuando hacia el asiento trasero, asegurándose de que estuviera cómodo y respirando bien. La tranquilidad que irradiaba Jimin en esos momentos era algo que le daba una extraña paz.
Al llegar, detuvo el auto suavemente y apagó el motor. Jimin se removió levemente en el asiento, parpadeando con los ojos pesados mientras intentaba orientarse.
—Hemos llegado —anunció Jungkook.
Antes de que Jimin pudiera moverse por completo, se colgó de la espalda de Jungkook como un koala, abrazándolo sin mucha fuerza pero con la suficiente para apoyarse en él.
—Eres un desastre, ¿sabes? —murmuró Jungkook, aunque había una clara diversión en su tono mientras lo cargaba hacia la puerta.
Jimin, en su estado medio dormido, solo respondió con un suave murmullo, mientras se acurrucaba más contra su espalda. Jungkook entró en la casa con cuidado, asegurándose de no hacer ruido mientras lo llevaba adentro.
Al entrar a la casa, Jimin abrió lentamente los ojos, parpadeando para acostumbrarse a la luz tenue que iluminaba la sala. Jungkook, pensando que aún estaba medio dormido, lo llevó hasta su habitación en silencio. Sin embargo, cuando dejó a Jimin sobre la cama, notó que estaba completamente despierto, mirando alrededor con una sonrisa adormilada pero atenta.
—¿Qué? ¿Despertaste ya? —preguntó Jungkook con una ceja levantada mientras buscaba en su armario un par de prendas cómodas—. Anda, ve a cambiarte. No vas a dormir así —le dijo lanzándole una camiseta suya, la cual Jimin atrapó torpemente.
Jimin se levantó sin decir nada, caminando despacio hacia el baño para cambiarse. Jungkook, por su parte, rápidamente se puso una camiseta y unos pantalones cómodos, dejándose caer en el sofá con su consola en mano.
—Unos minutos antes de dormir no hacen daño —murmuró para sí mismo mientras encendía su juego. Sin embargo, apenas había comenzado, escuchó el crujir de las escaleras detrás de él. Sonriendo, sin apartar la vista de la pantalla, dijo en tono burlón:
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Fallen Light - KOOKMIN
RomanceJimin es un ser de luz, puro y lleno de amor, conocido por su amabilidad y su capacidad para traer paz a las almas perdidas. Durante siglos ha llevado a cabo misiones en diversos planetas, rescatando a aquellos que han perdido el rumbo y ayudándolos...