Capítulo XXIV : Celos.

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Mientras Jungkook comía en silencio, su teléfono comenzó a vibrar con insistencia. Al leer los mensajes de su padre, su humor se apagó de inmediato. Eran instrucciones claras sobre lo que debía decir, cómo comportarse, qué ropa usar. Todo estaba perfectamente planeado y Jungkook sintió una presión creciente en el pecho. Sin pensarlo demasiado, tiró el teléfono sobre la mesa con frustración y continuó comiendo, tratando de ignorar los mensajes.

Jimin, siempre observador, notó el cambio en su expresión. El ambiente se había tensado, y aunque Jungkook trataba de aparentar indiferencia, algo no estaba bien.

—¿Está todo bien? —preguntó Jimin, su voz suave y llena de preocupación.

Jungkook suspiró profundamente y, sin decir mucho, se dejó caer sobre la mesa, como si el peso de sus pensamientos lo estuviera aplastando.

—Estoy cansado... —murmuró, su voz apenas audible, llena de agotamiento emocional.

Jimin se levantó de su asiento y, con ese gesto tan propio de él, se acercó lentamente para colocar su mano en la espalda de Jungkook y acariciar ligeramente esta. El simple contacto hizo que el corazón de Jungkook empezara a latir descontroladamente, pero era una sensación extrañamente reconfortante. Se sintió bien, como si en ese momento el mundo se detuviera solo para ellos.

De repente, impulsado por algo que no comprendía del todo, Jungkook se levantó y, sin ningún esfuerzo aparente, cargó a Jimin. Este último quedó sorprendido, sin saber cómo reaccionar. Jungkook lo colocó en la mesa con una facilidad que desafiaba su pequeño cuerpo y luego lo abrazó con fuerza, aferrándose a él como si fuera su ancla en un mar de incertidumbre.

Jimin, algo desconcertado al principio, no se quejó ni se apartó. En cambio, correspondió al abrazo con la misma intensidad, sus manos acariciando el cabello de Jungkook con una suavidad que contrastaba con la fuerza del momento. Podía sentir la respiración de Jungkook en su cuello, cálida y pausada, pero llena de emociones reprimidas.

—¿Qué pasa? —susurró Jimin, su voz un susurro que parecía llenarse de preocupación y afecto.

—No quiero hacerlo... —confesó Jungkook, su tono grave y quebrado. La idea de ir a esa conferencia, de seguir las reglas de su padre, de ser el heredero perfecto, lo estaba sofocando.

Jimin, sin perder la calma, continuó acariciando su cuello con ternura, abrazándolo como si fuera lo más natural del mundo, aunque por dentro su corazón latía con una fuerza que lo asustaba. No entendía por qué, pero ese contacto, ese momento, le afectaba profundamente.

—No tienes que hacerlo si no quieres... —murmuró Jimin, su voz llena de comprensión, como si quisiera protegerlo de todo.

Sin embargo, el susurro reconfortante no cambió la realidad. Jungkook sabía que no tenía opción, no en esa situación.

—No tengo opción... —suspiró, aferrándose aún más a Jimin, como si su contacto fuera lo único que le daba fuerza para continuar.

Mientras estaban abrazados, Jungkook escuchó algo que lo hizo detenerse. Eran sollozos. Lentamente, se separó de Jimin, con el ceño fruncido al verlo con los ojos llenos de lágrimas.

—¿Por qué estás llorando? —le preguntó, la preocupación llenando su voz mientras intentaba comprender lo que estaba pasando—. ¿Te duele algo?

Pero Jimin, en lugar de responder, comenzó a llorar aún más fuerte. Jungkook, completamente confundido y preocupado, estaba por decir algo, pero antes de que pudiera reaccionar, Jimin se lanzó hacia él, abrazándolo con fuerza como si necesitara aferrarse a algo tangible.

Jungkook, sin saber bien qué hacer, correspondió el abrazo, envolviendo sus brazos alrededor de la cintura de Jimin. Con una mano acarició suavemente su espalda, buscando calmarlo de alguna manera.

Fallen Light - KOOKMINDonde viven las historias. Descúbrelo ahora