Capítulo XXXI : Caos total.

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Jungkook estaba sentado en su sala, revisando algunas cosas en su teléfono cuando escuchó el timbre de la puerta. Se levantó, con el ceño ligeramente fruncido, aún con el mal sabor de lo que había pasado entre él y Jimin días atrás. Caminó hasta la puerta y la abrió, encontrándose con Jimin, quien le sonreía cálidamente, como siempre.

—Hola —saludó Jimin con su sonrisa habitual.

Pero Jungkook no correspondió. Su semblante seguía serio, aún atrapado en el resentimiento por la tensión que había surgido entre ellos. Simplemente asintió con la cabeza en respuesta, sin decir nada.

Antes de que la incomodidad pudiera crecer, Sungjun apareció corriendo por el pasillo, gritando de emoción al ver a Jimin.

—¡Mimi! —exclamó, lanzándose sobre él en un abrazo fuerte.

Jimin rió al sentir el impacto del pequeño contra él, rodeándolo con los brazos y agachándose para abrazarlo con fuerza.

—¡Sungjun! ¿Cómo estás, pequeño? —preguntó con una sonrisa mientras Sungjun lo apretaba con emoción.

Sungjun, sin perder tiempo, agarró la mano de Jimin y comenzó a jalarlo con impaciencia.

—¡Ven, ven! Quiero mostrarte mi traje de Iron Man, papá me lo compró —dijo emocionado, sus ojos brillando de alegría.

Jimin, contagiado por la energía de Sungjun, lo siguió sin resistencia, su sonrisa ampliándose. El niño lo condujo a la sala, donde rápidamente fue a buscar su traje. Mientras tanto, Jimin observaba todo con cariño. Sungjun regresó con el traje en las manos y se lo puso tan rápido como pudo, ansioso por mostrarlo.

—¡Mira, Mimi! Soy Iron Man ahora —exclamó Sungjun, poniéndose en pose heroica.

Jimin no pudo evitar reír y sacó su teléfono rápidamente.

—¡Wow, te ves increíble! Déjame tomarte algunas fotos, Iron Man —le dijo, empezando a capturar varios momentos mientras Sungjun posaba orgulloso, mostrando su traje.

Mientras tanto, Jungkook, que se había sentado en el sofá, observaba todo en silencio. Aunque intentaba mantener su expresión seria, una pequeña sonrisa se le escapó al ver cómo Jimin interactuaba con Sungjun, logrando que el niño estuviera tan feliz y bajo control. Era increíble lo bien que se llevaban, y aunque no quería admitirlo, eso le hacía sentir algo de alivio. Jimin siempre sabía cómo manejar a Sungjun, algo que a veces a él se le complicaba.

Sungjun, una vez satisfecho con sus poses y fotos, se acercó a Jimin, tirando de su camisa.

—Mimi... quiero algo dulce —susurró, mirando a Jimin con esos ojos grandes que sabía cómo usar cuando quería algo—. Papá me dijo que no, pero tú puedes decir que sí, ¿verdad?

Jimin rió levemente y le apretó la nariz, provocando que Sungjun arrugara la cara en disgusto, haciéndolo ver exactamente como Jungkook cuando estaba molesto. La comparación le arrancó una risa suave a Jimin.

—Eres igualito a tu papá cuando pones esa cara —dijo, divertido.

Jungkook, que los observaba desde el sofá, levantó una ceja, aunque no dijo nada.

—Pero, ¿sabes qué? Si quieres, podemos hacer unas galletas con chispas de chocolate. Soy bastante bueno en eso —sugirió Jimin, su tono lleno de amabilidad.

Sungjun dio un pequeño salto de alegría y comenzó a aplaudir, completamente emocionado con la idea.

—¡Sí, sí! ¡Galletas! —gritó, y luego corrió hacia Jungkook—. ¡Papá, papá! ¿Podemos hacer galletas con Mimi?

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⏰ Última actualización: Oct 11 ⏰

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